Vistazo Crítico 118: ¿Y QUIÉN CURA A LOS CURADORES?


¿Y QUIÉN CURA A LOS CURADORES?
Reflexiones en torno al nuevo modelo del Salón (Inter) Nacional de Artistas.

Yo sigo creyendo en este modelo del Salón con perspectiva internacional, pero entiendo los reclamos de la comunidad artística excluida de este importante evento encabezada por Nadín Ospina quien desde hace unas semanas alborotó el avispero con una declaración que ha puesto en marcha a los Escuderos del Salón, en su mayoría vinculados bien sea por afinidad al Ministerio de Cultura y a la Universidad de los Andes. Interesante sería analizar esta relación entre estas dos importantes instituciones, desde que el Ministerio se creó, pero eso no nos corresponde en este momento. La pelea se ha dado más en Bogotá (bueno eso es lo que se ve en Esfera Pública). Pero en el espacio que he creado recientemente en Facebook Crítica Pública, otras voces se han expresado y la balanza se inclina al otro lado. Imposible ignorar los reclamos de Nadín Ospina y de Jorge Peñuela así como varios artistas y actores culturales de regiones. En Medellín se guarda un silencio sepulcral como para evitar ser señalados. El malestar está instalado sin lugar a dudas y no se puede ignorar.

El Salón debe desaparecer o cambiar se insistía desde finales de los años noventa y ahí va cambiando poco a poco. Recordemos ese famoso debate de hace unos trece años en Columna de Arena. Hoy Jaime Cerón como asesor de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura tiene una gran experiencia en materia de gestión cultural y en previas reuniones que él organizó con el medio artístico por ejemplo en la Universidad Nacional, cuando se posesionó en su cargo, recogió varias posturas. Lo que está sucediendo ahora, Cerón de una u otra manera lo puso en marcha cuando tuvo a cargo la dirección artística y la producción del 41 Salón Nacional de Artistas “Urgente” que se desarrolló en la ciudad de Cali en el 2008. Aquí por primera vez se creó un comité curatorial y uno se esos curadores fue extranjero: Natalia Noorthoorn; el artista Wilson Díaz quien hizo parte del comité, me confirmó recientemente la visión de este salón y la camisa de fuerza que tuvieron para tener que incluir las propuestas curatoriales de las regiones en este salón como una directriz del Ministerio, estas desde entonces ya eran una piedra en el zapato. Yo visité este salón y encontré algo muy importante: se pudo ver obras de artistas nacionales que dialogaban y se confrontaban con artistas de gran trayectoria internacional como León Ferrari, Kara Walker, Luis Camnitzer, Francis Alÿs, Marta Rosler entre otros: cosa que anteriormente se estaba diluyendo en los procesos curatoriales que insistían en un cierto arte relacional, que por cierto no hacía honor para nada a Nicolas Bourriaud. Los regionales llegaron al salón agotados, los curadores ya no tenían plata para invitar a los artistas de región y la gran mayoría de exposiciones regionales se quedaron cortas frente a lo que se presentó en el colegio donde hubo obras de muy buena calidad. Premeditado no lo sé, pero esto es una realidad. la muestra internacional que dialogaba con lo nacional fue lo mejor del salón. El nuevo modelo de esta versión tiene mucho del Salón 41 y, el hecho que el director artístico de ese momento sea hoy el máximo impulsor de este modelo desde el Ministerio despeja toda duda.

Creo que ha hecho falta informar al medio en lo que consiste este nuevo Salón. Y Cerón invitado recientemente a la Universidad de los Andes, a propósito del revuelo que se ha generado ha explicado su postura. Hay muchas dudas al respecto, sobre si en verdad hubo convocatoria de artistas, tal como solía suceder en el pasado con el antiguo modelo del Salón, que mediante convocatoria pública y abierta se reunía a una comunidad de artista y se premiaba a varios artistas como en un reinado de belleza. Este modelo, que José Roca llamó en su momento como el ejemplo perfecto de la “Demagogia Participativa”, estaba en crisis, y se cuestionaba la legitimidad del premio. El premio a los artistas ha desaparecido y en cambio esos dineros se han invertido para ampliar la visión curatorial y bolsas de apoyo económico a los artistas.

Al final de los noventa del siglo pasado, desde el recién creado Ministerio de Cultura, se comenzó a modificar este modelo. Los asesores del Ministerio de Cultura como Andrés Gaitán y Miguel Sotelo, impulsaron el cambio con el famoso “Proyecto Pentágono”, que desafortunadamente se desarrolló a mitades por falta de prespuesto y desde entonces yo veía el asunto de las curadurías con mucha atención. Tal cambio contó con el apoyo de personajes muy influyentes como José Roca (entonces Director de la Sección de Artes Plásticas de la BLAA) y Jaime Cerón (Gerente de Artes Plásticas del Instituto de Cultura y Turismo hoy IDARTES). El modelo que daba cabida a los curadores en verdad era prometedor. En los numerosos foros de debate que se realizaron en su momento particularmente en universidades y academias de artes y en Columna de Arena (dirigido por José Roca), se discutió ampliamente sobre este nuevo modelo. Resultado el siglo XXI, comenzaría con un nuevo modelo donde las curadurías se impondrían y se apoyarían. Luego Javier Gil de la mano de Clarisa Ruiz, desde el Ministerio de Cultura hicieron lo suyo, pero el Salón se diluyó tanto con la demagogia de incluir las regiones en el evento del salón que recogía de manera desgastada lo de los regionales. Ese modelo no estaba ya funcionando, tal como lo hizo saber Nicolas Bourriaud en Cartagena cuando se reunió con el grupo gestor Mal de Ojo y el asesor de Ministerio Javier Gil  en Cartagena, donde se realizaría el 42 Salón Nacional de Artistas.

El Salón se mostraba de manera desgastada, solamente dando cuenta de lo que había pasado en los regionales. Yo personalmente no estaba de acuerdo con volver a mostrar lo de los regionales en los nacionales pues eso me parecía sin sentido. La metáfora que yo empleé entonces fue el de la vuelta a Colombia: al final todos los proyectos curatoriales llegan cansados a la meta desde las regiones, con poco dinero y sin artistas. El Salón Nacional se convertía en un espacio que daba cuenta de lo que pasó en región pero ya sin la misma intensidad. Había entonces mucho plotter y mucha fotografía que mostraba los procesos curatoriales pero de obras de arte poco. Propuse entonces la idea polémica de des-regionalizar el salón.

En este sentido podemos deducir con mucha claridad, que esto no es para nada improvisado, sino un proyecto pensado institucionalmente que lleva ya poco más de quince años de ejecución. El modelo del salón con las curadurías regionales, y luego las nacionales generó mucha expectativa, pero también muchas dudas y suspicacias sobre todo de cómo se elegía a los curadores: el caso “de clientelismo” entre María Ángela Méndez (jurado) y Lucas Ospina (curador premiado con una curaduría regional) fue el escándalo más grande del momento; ahora Nadín Ospina denuncia algo similar con el Salón (Inter) Nacional donde el curador en cuestión es invitado como artista cuando la Directora Artística es María Ángela Méndez. Al parecer esto no está muy claro. Pero la historia en nuestro país nos ha dado innumerables ejemplos de clientelismo, como por ejemplo  cuando un connotado historiador de arte, premió a su compañera sentimental con el premio de ensayo del IDCT. No se declaró impedido para ello. Basta con ver las actas de tales premios y se corroborará lo que digo.

El anterior modelo de Salón, que es el que defiende Nadín Ospina, tenía sus bondades y eso nadie lo cuestiona. Que se siga insistiendo y desconociendo ciegamente la importancia histórica de este espacio no tiene sentido. El tire y afloje entre un modelo pasado y uno nuevo se dio entre una nueva generación de actores culturales del campo de arte y los anteriores. Entre los primeros en esa famosa década de los noventa que habrá que estudiar en detalle estaban vinculados en cargos directivos de  tres grandes instituciones con gran influencia:  La Sección de Artes Plásticas del Banco de la República (José Roca), la gerencia de artes plásticas del IDTC (Jaime Cerón) y el recién creado Ministerio de Cultura (que en últimas ha tenido la responsabilidad de administrar el Salón (Andrés Gaitán, Miguel Sotelo, Javier Gil y ahora Jaime Cerón). Un grupo emergente de curadores y gestores culturales, asumen la difícil tarea histórica de despojar y dejar de lado a sus predecesores (Eduardo Serrano, Miguel Gonzales, Beatriz Gonzales y Alberto Sierra por nombrar solamente algunos) y asumir la vocería de las políticas culturales. Es decir es un asunto de poder institucional.

Lo que aún no está muy claro en este nuevo modelo, es ¿quién o quienes curan a los curadores? La cuota de las regiones sigue pesando mucho y esto debe resolverse de la mejor manera. Hay muchas cosas que se tendrán que corregir a futuro, por lo tanto yo pongo un voto de confianza en este modelo. Pero creo que se debería pensar en incluir a un curador que recoja la memoria y tradición en una visión histórica, para que los artistas consolidados sigan teniendo visibilidad o simplemente insistir que este espacio es un espacio donde se muestra lo no visto.

Yo tengo una hipótesis muy seria al respecto: lo que está sucediendo ahora es lo mismo que ha venido sucediendo desde el siglo XIX: el proyecto nacional se impone frente al proyecto federal o regional. El salón (Inter) Nacional de Artistas por lo que parece se hará sin contar con las regiones, según las declaraciones de su directora artística María Angela Mendez. El Salón sigue siendo centralizado y coordinado desde Bogotá. Así se invite a las regiones incluyéndolas como sede, el caso de Medellín ahora. Lo que hay que ajustar, es como articular tradición y contemporaneidad y dar cierta autonomía a las regiones. Los artistas reconocidos y consolidados, vuelvo e insisto, deben tener aún un espacio en este gran evento y para ello, creo que hay que pensar más en que cómo se escogen los curadores y las direcciones artísticas de los salones. El ministerio (como institución estatal por lo tanto pública) debe elaborar unas reglas claras para que existan incompatibilidades sobre los participantes y beneficiaros de sus apoyos y estímulos económicos: por ejemplo si se ha sido ganador de una curaduría regional, no se puede ser jurado y luego ser director artístico hasta pasado al menos cuatro o cinco años. Así se evita caer en lo que se ha caído: tu me premias yo te premio. Es esto lo que levanta muchas suspicacias y dudas sobre las bondades de este nuevo modelo que sin duda las tiene, pues al fin y al cabo de dineros estatales se trata y en ese sentido cualquier ciudadano puede según la constitución del 91, entablar una querella legal contra el Ministerio de Cultura y creo esto debe evitarse.

Por ahora restar esperar esta nueva versión del Salón con el componente internacional e imaginar el Salón (Inter) Nacional de Artistas en su próxima sede: cuando ya han pasado varias de las ciudades importantes… Bogotá lo será sin duda, pues no creo que sea en Villavicencio, en Ibagué, en Bucaramanga, ni en Pasto, con el respeto que merecen esas ciudades. Así las cosas, ¿tendrá sentido seguir insistiendo en esa vuelta a Colombia? Yo creo que lo que se debe apoyar desde el Ministerio son las regiones como sucede por ejemplo en varios países. En Francia existe los FRAC: fondos regionales de arte contemporáneo, que obtienen dineros del Ministerio de Cultura, y se autofinancian también con apoyos locales públicos y privados. Esto genera un cierta autonomía en la gestión. Algo similar sucede en España. ¿El modelo federal que se fue al trasto con el modelo político y cultural conservador de Núñez y Caro a finales del siglo XIX, sigue teniendo vigencia en nuestra época?  Quisiera pensar que no. Ya no se puede echar atrás. Lo único que se puede hacer es garantizar el disenso, pues este es muy importante en un Estado de Derecho. Podemos estar o no de acuerdo con ciertas posturas u opiniones; sin embargo estas diferencias son las únicas que garantizan la construcción de una crítica crítica. Los modelos culturales tendrán éxito, solamente si incluyen en sus políticas culturales las posturas críticas. De manera que bienvenidas las reflexiones que ayuden a no estancarnos sino avanzar.

Ricardo Arcos-Palma.
18 de agosto del 2013.

Algunos cuestionamientos al Salón (Inter) Nacional de Artistas, por Nadín Ospina:

Entrevista a Jaime Cerón, Asesor de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura.:
Declaraciones de María Angela Mendez, directora Artística del Salón 43:

Crítica Pública, nuevo espacio de discusión el facebook, coordinado por Ricardo Arcos-Palma:

UN Análisis, programa de UN Radio dedicado al Salón (Internacional) de Artistas:
http://www.unradio.unal.edu.co/detalle/cat/un-analisis/pag/2/article/viernes-de-cultura-27.html

Oiga, Mire, Vea. Vistazo Crítico al 41 Salón Nacional de Artistas, por Ricardo Arcos-Palma:

Del Salón Nacional al Salon (Inter) Nacional de Artistas, por Jaime Cerón:

Bienvenidos a la Fundación Salón (Inter) Nacional de Artistas, por Jorge Peñuela:

No a la muerte del Salón Nacional de Artistas (recolección de firmas), por Nadín Ospina:

Las regiones en el Salón (Inter) Nacional, entrevista a Javier Mejía, curador del 43 Salón, por Jaime Iregui:
http://esferapublica.org/nfblog/?p=63761

41 Salón Nacional de Artistas en Cali:
http://www.urgentecali.org/

43 Salón (Inter) Nacional de Artistas en Medellín:
http://43sna.com/

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