MASAS REVENTANDO DE
NADIA GRANADOS.
Por
estos días se realiza una serie de acciones plásticas reunidas bajo el nombre
de HABITación, bajo el cuidado de los artistas Gustavo Villa y Adrian Gómez.
Este evento cuenta con el apoyo de IDARTES. El principio consiste en habitar la
casa, con acciones de larga duración y otras que son muy puntales. Precisamente
el día de la inauguración presencié varias acciones entre las que destaco la de
Dioscórides Pérez que sin duda merecerá otro vistazo crítico. Pero dado a mi
visión puntualizada sobre la relación arte y política, visión sesgada quizá, la
obra que más me interesó fue la de Nadia Granados, quien tiene un alter-ego
llamada La Fulminante Roja quien relaciona de manera magistral el sexo, el arte y la política.
Esta
artista que conocí realmente en acción, durante la Rencontre Internationaled’Art Action et Performance RIAP 2012 en septiembre del año pasado en Québec donde Colombia fue el país invitado de honor,
es en este momento un referente importante a nivel continental. Su más reciente
participación como artista invitada en El Hemisférico del Performance
desarrollado en Sao Paulo este año es muestra del reconocimiento de su obra, la cual se
inscribe dentro del activismo político, tal como ella misma lo evidenció en una
especie de confesión durante el evento El Otro en desafío desarrollado en
noviembre del año pasado en Barranquilla. La situación política del país se
mezcla promiscuamente con un suerte de show donde erotismo y pornografía se combinan,
generando imágenes y situaciones de denuncia pública.
Masas reventando, el performance presentado
en la sede de IDARTES, es una alusión directa a la coyuntura política por la
que atraviesa el país en este momento. El dispositivo plástico de la acción es
el siguiente: una mesa apegada a la pared, en la que reposan una hornilla
eléctrica y un olla. En el suelo una pantalla de televisor con una cámara que
transmite a ras de piso buena parte de lo que pasa en la sala. En la pared, una
proyección de video donde vemos en un primer plano a unas palomas que comen
bien sea maíz y pedazos de carne de otras aves (pollo). En un momento de
la acción vemos en la proyección video en todo el centro, la estatua del
Bolívar de Tenerani, sobre la que reposan algunas palomas. El escenario es por
supuesto el principal lugar de la arquitectura política de este país: La Plaza
de Bolívar.
La
artista vestida de mucama, con falda corta, delantal blanco camisilla que deja
entrever sus senos, medias veladas y zapatos de tacón, acentúan un cierto
erotismo que ella siempre pone a prueba en sus performances, aunque en esta
ocasión no se trata de La Fulminante.
La hornilla prendida, el maíz comienza a
cocinarse dentro de la olla. El popcorn o las palomitas de maíz, generan un
ruido en la olla metálica similar a de los disparos. Las palomas en la
proyección video, siguen comiendo vertiginosamente. La artista destapa la olla
y las palomitas comienzan a saltar por todo lado. Las palomas parecen comer de
ellas. Realidad y ficción se entremezclan de manera magistral. La mesa se
inunda de palomitas de maíz. La artista limpia la mesa con sus manos empujando
el maíz hacia el suelo. Luego de rodillas, ella junta todo el maíz y comienza a
comerlo como si fuese una paloma, con su boca. Mientras esto sucede, la olla se
recalienta y el maíz se quema inundando poco a poco el recinto con humo. Los
espectadores comienzan a salir dejando la sala desierta. Yo salgo con ellos
pues el humo es insoportable. Pero la artista sigue allí (picoteando) el maíz y
mostrando generosamente sus nalgas que ya nadie ve. En un momento la sombra de
la olla y el humo se amalgaman con la imagen del Bolívar.
Una
interpretación posible a esta obra, insisto en ello, no es más que una
interpretación, puede ser esta: la paloma que es el símbolo de la Paz, se
relaciona en esta acción con diálogos de negociación para consecución de la
Paz, entre la Guerrilla de las FARC y el Gobierno de Colombia a la cabeza del
Presidente Santos; estos diálogos se encuentran en la olla, a punto de quemarse,
dado a la cantidad de enemigos que tiene este proceso como el grupo liderado
por los militares en retiro y el ex-presidente Uribe Vélez.
Por
el título de la obra podemos pensar en las masas en la multitud que revientan
al calentarse y que son devoradas y luego deglutidas por esta mujer (artista)
que se ha convertido en una sirvienta en esta acción. La masa deglutida, es
servida en una bandeja a los visitantes de la galería, y solamente uno de ellos
la come. La artista no deja que las coman, pero él visitante insiste. Ahí
termina la acción plástica que es sin duda una de las mejores que la artista
haya desarrollado.
Una
sola cosa para meditar sobre el dispositivo de seguridad. Un lugar como este
debería tener una alarma contra incendios que sonaría al propagarse el humo en
el lugar y dudo que este sitio tenga ese dispositivo. Recuerdo una acción de Fernando Pertuz en Quebec, donde el artista
con la ayuda de una vela, prende fuego a hojas de papel. En cuestión de
segundos se dispara una alarma y los bomberos llegan al recinto. Las
comparaciones son odiosas pero en cuestiones de arte acción se debe prever dispositivos
de seguridad, ambulacias, paramédicos, etc, pues siempre pueden suceder imprevistos.
Por fortuna más allá de unas cuantos visitantes que salieron afectos por la
humareda, nada pasó de grave. En el segundo piso del lugar se desarrollaba al
mismo tiempo una acción con muchas velas. Por fortuna tampoco pasó nada grave.
Ricardo
Arcos-Palma.
Febrero
13 del 2013.
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