Vistazo Crítico 141: Arte a las 7 en la 127.




ARTE A LAS 7 EN LA 127
III Encuentro de artistas emergentes colombianos

Existen pocos espacios culturales que dediquen su agenda a impulsar a los artistas emergentes. Uno de esos espacios, que se ha venido consolidando como mucho profesionalismo en el  circuito capitalino es el del Centro Cultural y Educativo Reyes Católicos situado en la Calle 127 A # 11B-54. Se ha realizado tres grande encuentros con artistas emergentes a cargo de la pedagoga y curadora Anne-Marie Blondeau. En este III Encuentro, mucho más exigente curatorialmente que las versiones anteriores, se trató de realizar un panorama amplio de las manifestaciones contemporáneas. Echemos pues un vistazo crítico a esta exposición no sin antes anotar que, los artistas aquí nombrados darán mucho de qué hablar en un futuro no muy lejano.


Janneth Sandoval Murillo y su obra “De la serie Lúdicas” (2015) realiza unas pinturas al óleo sobre lienzo, de una manera hiperrealista donde los protagonistas son las famosas “cocas” de madera. Expresión popular de un juego que consiste en ensartar la cabeza agujereada en un a barita delicadamente torneada. Los colores vistosos con que se decoran estos objetos,  son recreados por la artista. ¿Quién de nosotros no ha jugado en su vida con estos objetos? Esto tiene algo de la expresión del neo-pop donde las cosas adquieren un valor simbólico inusual exaltando un cierto retrato objetual. “Con la propuesta titulada “lúdicas” pretendo despertar en el espectador la noción del tiempo y hacer que con un  vistazo sus recuerdo afloren y se encarguen de entrar en el juego”, nos dice la artista.

Diego Cruz realiza una serie de esculturas sobre el alimento y el desequilibrio humano: las fast foods que inundan nuestras sociedades sirven para recrear un mundo nauseabundo donde una rana se unta de salsas de toma y mostaza e intenta devorar ese universo de hamburguesas y perros calientes. Por ejemplo en “Ensimismado” (2015) , vemos una hamburguesa en resina y pintada como si fuera de verdad, y una rana que intenta devorar lo que hay dentro; el artista nos dice a propósito lo siguiente: “las tradiciones ancestrales se han extraviado, siendo relevante ir al encuentro de aquello perdido. En este caso la rana representa en esencia el mismo ser humano, un ser blanco y negro que constituye la idea de un ser real, sin máscaras, en su esencia más pura”.

Paola Cárdenas, nos introduce en una serie que recuerda el universo infantil casi ilustrativo: una serie de personajes salidos al parecer de esas historias que alimentaron nuestro imaginario colectivo de la infancia; un pirata con el parche en el ojo pero sin rostro en sí, tocado a manera de sombrero con un barquito de papel, mientras la luna le acompaña la melodía que entona en su guitarra. El piso se ha transformado en aguas agitadas y su silla un embarcación a la deriva. Varios cuadros se formato pequeño, en esta misma dirección conforman la serie. La artista dice lo siguiente sobre su trabajo: “Los personajes no son señalado abruptamente en las páginas o en los lienzos. Son huellas, puertas abiertas, instantes detenidos. Una mirada que se pierde y por un instante se encuentra en otra. Una soledad que encuentra otra soledad. La fuerza que mueve todo adentro. El tiempo que se prolonga en el lienzo.”

Annabella Botero pinta su “sandía acrílica” (2014) sobre vidrio unas frutas: sandías en esta ocasión. En un dispositivo muy simple la artista nos muestra la fruta de un lado y al girar hacia el otra lado, vemos la cáscara de la fruta. Con este artilugio la artista logra generar la ilusión de tridimensionalidad, implicando al espectador en el movimiento de la mirada. Así nos dice la artista: “la sandía se convierte en un objeto-imagen, cuya tridimensionalidad permite darle la característica de la complementariedad.”   


Ana María Giraldo con su obra-video “Panóptico” logra crear un diálogo y un relato con imágenes que provienen del mundo televisivo. Aquí la artista logra desvirtuar el papel de los medios de comunicación audiovisual que generalmente desinforman. Utilizando las mismas imágenes que ellos fabrican, la artista insiste en crear una historia que desenmascara el verdadero sentido de esas imágenes: ocultar la verdad a través de un anestesiamiento audiovisual: “El informativo televisado –nos dice la artista-, estructurado como ficción, no está hecho para informar sino para distraer.” Así esta obra es una dispositivo crítico contundente.

Ligia Ramírez por su parte, realiza una reflexión plástica en torno al asunto del límite. La pintura que en un principio parecería ingenua, se potencializa al intervenirla como una especie de reja-sutura en el paisaje. Sin está sutil intervención su obra carecería de interés. Pero al realizar esa línea en el paisaje, inmediatamente genera una mirada mucho más crítica sobre los asuntos del territorio: “los límites evocados en la representación de una cerca, no solo marcan una separación física o simbólica para dividir o para proteger, sino que delinean la orilla a la que se puede llegar desde lo espiritual o lo corporal, albergando dentro de sus fronteras a nuestro propio ser, eso que nos da esencia y nos diferencia de los demás”, insiste la artista.

La expo cierra con las excelentes obras de Álvaro Pérez: “Batibusto Gold” (2014) hace parte de una serie donde el artista reúne la idea de los juguetes como objeto d culto. Por supuesto los referentes al neo-pop son más que evidentes. Sus obras nos tocan inmediatamente pues la cultura contemporánea está aún permeada por esta serie de personajes ya convertidos en mitos. Un corazón realizado en la misma condición y materiales acentúa el humor tan importante en la obra de este artista: “Mi obra surge del coleccionismo de juguetes y del arte pop. Estos los reconfiguro e intervengo por medio del color cuestionando la lectura inicial del objeto, dándole otro significado, generando así un nuevo orden visual.”

Arte a las 7 en la 127, se va consolidando poco a poco, como un espacio interesante para los artistas emergentes en el país.
  
Ricardo Arcos-Palma
Junio del 2016.





  

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