Vistazo Crítico 126: NADIA GRANADOS con el diablo adentro.


UN CULO QUE MONOLOGA O DE CÓMO EL DIABLO TIENE VOZ PROPIA.
A propósito del premio a Nadia Granados.

“El pornograma no es solamente la huella escrita de una práctica erótica,
ni tampoco el producto del recorte de esta práctica, tratada como una
gramática de lugares y operaciones; es por una nueva química del texto,
la fusión (como bajo el efecto de una temperatura ardiente) del discurso
del cuerpo (“Heme aquí toda desnuda, dice Eugenia a sus profesores:
diserten sobre mí todo lo que quieran”), de suerte que, alcanzado este punto,
la escritura sea lo que regla el intercambio del Logos y de Eros, y que sea
posible de hablar de lo erótico en grameriano y del lenguaje en pornógrafo.”
Roland Barthes. 

Los premios son odiosos he pensado desde siempre, pues no siempre se premia lo que realmente merece ser premiado. Pero desde que supe del III Premio Bienal de Artes Plásticas y Visuales otorgado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño a Nadia Granados por su obra “Con el diablo adentro. Monólogo del culo” (2013-2014) y a Mario Opazo por su obra “Soporte” (2014), estuve de acuerdo con él. En ese sentido no hubo sorpresas. Quizá el jurado pasó por alto la obra de Eduard Moreno que si mereció al menos una mención, pues su obra fue una de las mejores de la muestra junto con las dos que acabo de nombrar. Al ignorar a Moreno el jurado pasó por alto una de las obras más contundentes de estos tiempos que muy pocos han podido ver.

Los otros participantes si bien hicieron un esfuerzo por estar a la altura de estos tres que he nombrado, no lograron despertar mi interés, por lo tanto no haré alusión a ellos en este vistazo crítico. Pero bueno al menos los dos premios fueron bien otorgados y un bravo al jurado conformado por Carolina Ponce de León, Víctor Manuel Rodríguez y Natalia Gutiérrez. Si bien la obra de Opazo me suscita muchas reflexiones, que aquí no abordaré, solo me centraré entonces, en la obra de Nadia Granados, pues merece un análisis más profundo más allá de la coyuntura del premio.

Esta obra se mueve dentro la tensión entre pornografía y denuncia política y se enmarca dentro de una obra que comenzó hace un par de años titulada “El cabaret de la Fulminante”. La Fulminante Roja es un alter-ego de Nadia quien se convierte en una verdadera porno-anarquista. El panfleto es la esencia de su obra que deviene un vector de denuncia y el cuerpo un lugar de “discusión pública”. La sensualidad la seducción del cuerpo femenino contrasta con un discurso político donde la actualidad nacional y el papel de la mujer en una sociedad machista se ve cuestionada sin piedad.

El Cabaret de la Fulminante Roja. Barcelona 2013.

 La obra que se presentó en la Fundación Gilberto Álzate Avendaño, muestra el cuerpo de la artista como soporte de una imagen tras realizar un baile. En realidad sus nalgas sirven de soporte a la imagen de su rostro que es proyectada in live. Inclinando su cuerpo hacia delante y dando la espalda al público ella con sus manos, que mueven sus carnosas nalgas mientras su rostro proyectado en su culo, gesticula una serie de palabras incompresibles. La Fulminante nos muestra un culo que se expresa en glosolalia. Ese proto-lenguaje que nos recuerda como no El Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud, comienza a generar una extraña sensación en nosotros espectadores. El dedos se meten en su vagina y en su ano convertidos ahora en su propia boca. El culo se ha convertido en su rostro donde solo vemos la boca. Vagina, ano y boca: tres orificios en uno generan ese rostro “diabólico” que nos seduce, hace reír y al mismo tiempo es intimidante. “Frente a la mirada del sexo -pues es el sexo que nos mira en esta acción-, hasta el mismo diablo sale corriendo” nos dice Freud. Pero esta vez, el diablo ya no corre pues está adentro. Un grito ensordecedor da paso otro momento de la acción.

Esta vez ella se sienta frente a su computador y se pone la peluca rubia que es tan característica de la Fulminante y comienza un diálogo a través de la webcam : “¿Qué mira?” Es la palabra traducida de su glosolalia. Y Sigue “¿Qué cosa más misteriosa con las tetas. Que hay que mantenerlas ocultas. Que llamen a la policía” Luego este diálogo con su computador el cual es proyectado en grande en la sala de exposición se centra en su sexo y de golpe el acto privado del pornógrafo se convierte en una acto colectivo. Luego ella se para,  cámara de video en mano y comienza bailar y simular el canto popular “Mía” de Eddie Santiago. Su rostro es proyectado en la pantalla y de golpe la artista deviene un él. En esta especie de travestismo vemos como la sexualidad se desdobla insistiendo en la idea de la posesión de la mujer como bien de consumo. Mientras vemos su rostro entonando la melodía, ella de espaldas contonea sus caderas. Y después se interrumpe de nuevo la melodía y el monologo del culo comienza su parlamento una vez más.

La acción se alterna entre estos tres momentos: baile con ese otro que es ella misma y al fondo “Mía”, monologo del culo y diálogo a través de la webcam; la acción termina con una serie de frases que dan paso del juego de seducción a la denuncia pública: la artista sigue mirando la webcam mientras se toca sus senos, su sexo y enuncia frases como esta:

“…Pequeño hombrecito feliz de tus cadenas. Pequeño hombrecito feliz de comer tierra y mierda. Mierdófago. Siguiendo como borregos a verdugos y rateros. Muchos merecen nadar en mierda…. Estoy dispuesta a todo.. carne, carne, carne. Estamos en el negocio de la carne. Kilos de carne. Carne con huesos. La carne inanimada sin vida. Pedazos de cuerpos sumergidos en aguas profundas…”

Dos cortinas rojas desplegadas desde el techo hacia las paredes laterales, acentúan la idea del cabaret, contienen la acción y el público que hace ya parte de esta obra. Con el diablo adentro, deja que el culo en esta ocasión no sirva para sentarse, ni para despertar deseo, ni para cagar, ni para dejar escapar flatulencias, ni para ser sodomizado… ahora ese culo, silenciado por mucho tiempo o reducido a producir flatulencias como única expresión del cuerpo erotizado se ha atrevido a decir: “tenemos el diablo adentro”, convirtiendo al cuerpo como diría Roland Barthes, a propósito de Pierre Klossowski y de Sade, en un verdadero pornograma. Tener el diablo adentro, tal como lo muestra Esther Cohen en su libro “Con el diablo en el cuerpo. Filósofos y brujas en el Renacimiento” (2003), si bien creó una distancia entre el cuerpo deseante de las libertinas y las restricciones del catolicismo en los inicios de la modernidad, en la actualidad por fortuna a esas brujas ya no se las quema en la hoguera pública, ahora se las premia. Bueno el odiado inquisidor el Procurador Ordoñez llega a ser presidente del país del Sagrado Corazón de Jesús, las cosas pueden cambiar. Pero mientras tanto la obra de Nadia Granados, ya hace parte de la historia del arte (político) colombiano. Y esta obra, una de las mejores que he visto este años, el público mexicano podrá disfrutarla dentro del marco de la exposición colectiva Corpus Delicti curada por mí para el ExTeresa Arte Actual, junto a obras de los artistas, José Orlando Salgado, Germán Arrubla, Fernando Pertuz, Eduard Moreno, Leonardo Ramos, Carlos Castro e Iván Argote. 

Ricardo Arcos-Palma.
Bogotá. 21 de septiembre.

para ver el video pinche aquí: https://vimeo.com/102641720

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