ARTE & JUSTICIA: de censuras, juicios y otras querellas.
La
mediación o intromisión para algunos, de la justicia en asuntos del arte y la
literatura no es nada nuevo. Desde el célebre juicio de aquél (Baudelaire) que dedicara sus
“flores enfermizas” a un hipócrita lector, hasta cientos de
exposiciones de arte censuradas porque alguien decide que la justicia
intervenga, como cuando la exposición Bodies fue prohibida por la Justicia en
Francia, por considerarse que se estaba comercializando con la muerte.
En
nuestro medio el colombiano, la justicia ha mediado en varios momentos
“censurando” exposiciones de arte. Esto nos hace pensar que el juez, no
solamente puede emitir sentencias sino también juicios estéticos, al menos esto último sería oportuno pero no sucede así. Por lo tanto,
el juez es un especie de "crítico de arte" que termina, apoyado en asuntos
legales, dictaminando la pertinencia de una determinada obra de arte, o decidiendo si esto es arte o no y si se merece ser
mostrado o no, como lo haría un curador especializado. La similitud entre el juez, el crítico
y el curador es interesante a tener en cuenta en este vistazo crítico.
Recuerdo
el famoso y fallido performance Tania Bruguera presentado en la encuentro
organizado por el Instituto Hemisférico, donde la artista cubana decidió
distribuir cocaína como parte de su acción plástica. En ese momento yo era
Director del Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia. Y por un
acto de desinformación total publicado en el periódico El Tiempo, días después a la acción, yo terminé siendo implicado en un evento
donde no tenía la más mínima participación. Recuerdo las llamadas de anti-narcóticos,
de la policía, entre otros asuntos apoyándome para que diera declaratorias e
interpusiera una demanda y por otro lado las directivas de la universidad,
apoyadas en el silencio de los responsables del asunto, pidiendo mi cabeza porque ellos dentro de su ignorancia pensaban que yo había organizado el evento. Mi
insistencia entonces era que la justicia no interfiriera en asuntos del arte y
este evento que asustó tanto a los curadores del evento como a la misma artista no
pasó a mayores y el mundo del arte, por fortuna, salió impune de este affaire.
Otro
affaire donde la justicia media en asuntos del arte fue el famoso caso Goya.
Uno de los grabados de la exposición fue hurtado de la manera más inusual y
encontrado enmarcado y todo en un hotel de mala muerte en el centro de la
ciudad. Qué más que ser un robo de profesionales, tenía todas la señas de ser
una fallida acción plástica, muy mal pensada por cierto. Algunas reacciones de protagonistas del arte
local, pocos días después del robo, se tornó en broma y chiste de mal gusto, cuando estos terminaron de una
u otra manera implicados y rindiendo declaratorias en la Fiscalía. En este caso el mundo del arte no logró
salirse con las suyas, una buena reprimenda de la justicia, como un par de
nalgadas a niño necio, les
recordó que en asuntos serios no se puede “mamar gallo”, tomar del perlo o
hacer chistes flojos, pues terminaría implicados en un robo que no cometieron.
El
caso de la reciente “censura”, de la obra Blanco Porcelana de Margarita Ariza,
nos recuerda que la justicia media cuando estima conveniente y sobre todo si un ciudadano interviene interponiendo
demandas. Conozco la obra de Margarita Ariza. Hablé con ella sobre este asunto.
El asunto es más complejo de lo que parece. Sabemos que en Colombia, un país
con rezagos coloniales en sus prácticas culturales y políticas, el racismo es
aún muy fuerte. Y desde ahí uno se torna hacia la artista y se solidariza con
ella. Pero más allá de la superficie de este affaire, me interesa mucho la
relación entre justicia y arte, pues sobre el lugar de lo negro en el arte y en este caso del mestizaje, que es donde se sitúa la obra Ariza, hay
artistas locales que lo hacen de manera magistral.
¿Cómo
y cuando la justicia media en el arte? ¿Cuáles son los límites del arte y del
artista? ¿Existe impunidad en el arte? ¿El artista y su obra estarían en una
especie de no lugar donde las leyes de la justicia no les tocan? ¿El artista es
alguien que puede hacer lo que quiera escapando a las leyes que rigen nuestra
sociedad? Preguntas como estas, sin apresurarnos a responderlas, pues merecen
ser pensadas a profundidad, son las que se deben tener en cuenta en momentos
donde los artistas no deben ignorar para nada las leyes y sobre todo en un momento donde la justicia tiende a regular lo que antes parecía libre de toda reprimenda: el arte.
Los
familiares de Ariza, se sintieron vulnerados en su intimidad al ser mostrados
como personajes racistas e interpusieron una demanda que fue fallada a su favor.
La artista de manera autobiográfica muestra en un acto auto-terapéutico, su
historia matizada en país donde el racismo es imperante. De todas maneras una vez más, el acto del juez, no se si
llamarlo censura, ha logrado algo que sin querer todo artista desea: que hablen
de él, mal o bien, pero que hablen. Esta es una obra que no pasa desapercibida.
Si vemos el asunto sin apasionamientos, la justicia una vez más asume posturas
curatoriales (decide que se debe mostrar y que no) y emite juicios de valor
éticos y estéticos (esto también lo hace el crítico de arte), que terminan
validando o eliminando una obra de arte. Margartia Ariza, insiste que este no es su proposito y que en realidad, más allá del escándalo judicial, ella se siente vulnerada en su libertad pues su obra por sentencia de una juez es mulitada y silenciada.
Los demandantes, como parte del
público que ve la obra, asumiendo su derecho de víctima, terminan interponiendo
su veto sobre la obra. La artista sintiéndose victima al ser violados, según
ella, sus derechos a la libertad de expresión, también apela de una u otra
manera a la justicia, sin tener por el momento apoyo. Sin pretender ser abogado
del diablo, si puedo concluir diciendo que el arte y los artistas y el mundo
del arte en general (espacios de discusión, agentes del arte, etc) no pueden
pasar impunes frente a las leyes que rigen nuestra sociedad y los jueces deberían empaparse un poquito más de asuntos del arte. Este asunto del
juicio de la obra de Margarita Ariza, al igual que el caso Tania Bruguera entre
otros, nos deja a los críticos de arte, cuando somos suplantados por el juez
penal, sin piso para evaluar estética y críticamente la obra de arte, que en
suma es lo que nos debería importar. Lo que queda es una vez más el escándalo,
cosa que en últimas visibiliza aún más al artista e invisibiliza deja de lado
los verdaderos valores estéticos y artísticos de la obra, que vuelvo e insisto son los que nos deben importar. Mientras nosotros
seguimos enfrascados en este affaire, una excelente exposición en el mismo
espacio donde se encuentra Blanco Porcelana, ha pasado completamente
desapercibida: la del artista Edgar Cortés que merecerá más adelante un vistazo
crítico.
Ricardo Arcos-Palma. Bogotá 6 de mayo del 2012.
Bodies o la comercialización de la muerte:
Censuran exposición Blanco Porcelana en Velenzuela:
El caso Goya:
El caso Tania Bruguera:
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