Vistazo Crítico 62: Y el amor, cómo va?

Obra de Adriana Marmorek. Habitación propia. 2008.

Vistazo Crítico a “Y el amor, Cómo va ?”

Hablar sobre el amor en estos tiempos donde la indiferencia y el odio imperan, parece ser algo fuera de lugar. Sin embargo, hoy el arte nos da la posibilidad de volver a pensar esa palabra que parecía ya no tener sentido. Platón le dedicó todo un tratado (El banquete) a reflexionar sobre esta noción y varios pensadores a lo largo de la historia le han consagrado mucho tiempo derramado mucha tinta al asunto. Los artistas desde la Antigüedad nos han representado a Eros: esta personaje era un infante desnudo con alas. Un angelito dirá más tarde el Cristianismo quien va promulgar sus evangelios bajo la divisa "amaos los unos a los otros"; transformado en Cupido y armado de arco y flechas, dispone a su antojo de los corazones de los mortales para atravesarlos con tino y enlazarlos amorosamente. El amor en el Renacimiento y en el Romanticismo tuvo un lugar importante dentro de las representaciones literarias y artísticas, pero este amor con frecuencia se tornaba hacia lo trágico: el amor era considerado como un imposible. Romeo y Julieta la famosa pieza teatral de William Shakespeare nos da cuenta de esta imposibilidad. Con la Revolución Francesa, sobreviene el amor como un ideal mucho más amplio: un amor por la Libertad, por la Naturaleza. El amor se amalgama con otras nociones que se apoyan en el Humanismo. Entrada la Modernidad, el amor sigue siendo pre-texto para el arte y deviene libertario y lebertino: Casanova se convierte en la encarnación del amor libre; el poeta Charles Baudelaire le canta al amor en su poema "Lesbos", así como Gustave Courbet pinta el amor representando a dos mujeres desnudas que se acarician sensualmente; sin duda el pintor se inspiró en el poema de su amigo Baudelaire. Gustave Flaubert en su novela Madame Bovary nos narra esos amores que desbordan los límites. Pero el amor que es libertino nos embriaga, enceguese y nos lleva a la muerte: no podemos olvidar esa famosa escultura funeraria en el Père Lachaisse de Víctor Noir, que le representa muerto en duelo por una mujer; el amor libertino también mata pero de otra manera: la enfermedad del amor del siglo XIX fue la sífilis y del siglo XX fue el SIDA.

Este tipo de amor es mucho más transgresor y el deseo se convierte en su motor: Pierre Klossowski, George Bataille, André Breton entre otros consagran impresionantes textos a este tema. Balthus el hermano de Pierre Klossowski pinta mujeres amadas y Henri Miller y Anais Nin nos narran en sus novelas y cuentos como el deseo puede materializarse en amor erótico. En la segunda mitad del siglo XX Andy Warhol desarrolla en sus serigrafias la serie Love, y los artistas de música Rock hace lo propio. En esta época, la época de las camisas floreadas, de los pantalones botacampana, de las melenas largas del hippismo, el amor tiene un lugar especial. Son los años sesenta y setenta: La frase “No hagas la guerra; haz el amor” se encontraba graffitiada en las calles parisinas en Mayo del 68; el amor se convirtió en el slogan de los pacifistas apoyados en Gandhi. El amor aquí, en la época de la Guerra de Vietnam, se desliza hacia la Paz. El amor es representado por el cine francés de la "nouvelle vague" François Truffaut filma "La mujer de al aldo" donde vemos como el amor pone en cuestión la fidelidad y Pier Paolo Pasolini en Italia filma "El evangelio segú San Mateo" donde nos muestra el amor místico. En este sentido podemos ver como el amor tiene múltiples caras que lo hace complejo de definir y asir.

Desde el mes de diciembre del año pasado, está abierta al público la exposición “Y el amor ¿cómo va?” en la Sala Santa Fe del Planetario Distrital. Esta exposición calcada de la exposición que se realizó en el Parc de la Villette en París hace un par de años, reune una serie de artistas de varios horizontes entre ellos franceses, brasileros y colombianos, quienes con diferentes técnicas que van desde la fotografía hasta la instalación-vídeo pasando por la pintura, materializan a su manera el amor.

Dentro de la muestra destacamos los siguientes artistas: Louise Oligny quien en su serie de fotografías en blanco y negro “Movimientos sociales” (1996-98) nos muestra como el amor por el trabajo lleva a los obreros de distintas fábricas en Francia a dejar de trabajar. Las fotos nos muestran hombres y mujeres tomándose sus lugares de trabajo. En esos momentos donde el amor por su trabajo les lleva a exigir las mejores condiciones labores, surge una danza entre parejas de obreros, surge una abrazo: aquí el amor se torna en solidaridad.

Otra de las obras expuestas que llamó mi atención fue el vídeo de Fabio Melecio Palacios titulado “La Bamba 45” (2007), que registra la acción realizada frente a la Gobernación en Cali. La acción consistía en hacer audible y visible la ardua labor de los cortadores de caña. La acción dejaba ver como una cuadrilla de cortadores de caña afilan sus machetes. Una musicalidad armonizada luego por el artista deja entre ver un cierto lamento, una cierta alegría, todos estos sentimientos mezclados en el accionar de la lima y el machete. El artista realiza este trabajo por amor a esos trabajadores, por amor a su padre quien hace parte de esos trabajadores y quien afirma en una parte del vídeo, “yo no quise que ninguno de mis hijos ni amigos hagan esta labor...es un trabajo muy duro.. y muy mal pago”. Recordemos que hace poco los cortadores de caña del Valle del Cauca entraron en huelga para reclamar mejores condiciones laborares, pero fueron ignorados por el Gobierno, sus empresas y la sociedad en general. Descendientes de antiguos esclavos, estos cortadores de caña, nos recuerdan la precaria situación social en la que se encuentran. El trabajo de Palacios tiene la virtud de hacer visible aquellos que no tienen voz, ni presencia en el panorama social colombiano. El amor aquí se convierte en visibilidad pura de aquello que no vemos.

María Isabel Rueda con su fotografía “The end” (2008) revela el amor en otro estadio: el erótico. Una pareja hace el amor en medio del océano donde las olas les sirven de lecho. Una imagen muy bella y poética que nos recuerda de una u otra manera que el amor es algo que nos hace sumergirnos en la inmensidad del erotismo. Esta obra esta cercana, no solamente en el espacio de la sala de exposiciones, sino también conceptualmente con la de Andrea Echerverri quien realiza en cerámica un juego de té: jarra, tazas y platos en forma de corazón hacen del amor una evidencia algo simple y común hay que decirlo pero atrayente: ¿quién posará sus labios en esas tazas? ¿Quizá tomará un té de jazmín o de lotus perfumado con menta? Eduardo Moreno y su vídeo “A flor de piel” (2005) representa dos flores de papel que giran entre sí como en una especie de danza; las flores están ardiendo en llamas hasta quedar reducidas a cenizas. Una bella metáfora del amor sensual y quizá pasional que termina en drama. Mientras observamos el vídeo con audifonos podemos escuchar una bolero que dice “... cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras...”.

Luego en la exposición vemos varios artistas que utilizan la fotografía como registro sociológico; no hay una pretensión esteticista sino más bien el afán de hacer visible una historia. Se retratan personajes y se explica la foto con un texto insistiendo en el caracter narrativo de la fotografía. Tal es el caso de Lucie Balme con su serie de fotografías en blanco y negro “Si les princes m’étaient comptés” (2006). Unas flores son ofrecidas a modelos desprevenidos quienes las toman entre sus manos y se transforman por unos instantes frente a la mirada de la fotógrafa. Una sonrisa a veces tímida a veces no, se dibuja en esos rostros austeros de un camionero, de un mesero. Flore Oël Surcan realiza una serie de retratos entre los años 2001 y 2003 de personajes que transgreden los límites convencionales del amor: una chica que se viste de hombre fotografiada al lado de su novia, un transexual vistiéndose el cual según el texto que acompaña la foto, es casado y tiene hijos y vive con ellos. Historias e imágenes similares conforman esta serie donde las apariencias engañan.

Ximena Velásquez con su vídeo instalación “La seducción” (2008), recrea el ambiente de la intimidad. Ella se viste de muñequita seductora: prepara la mesa, copas y botella de vino, pasabocas, velas, mantel rojo y violeta, todo eso sale de una cajas maletas que ella transporta de aquí para allá; las copas y botella surgen como por arte de magia de su falda. Mujer contenedora, mujer soporte, mujer seductora... todas estas ideas ponen de relieve el amor. Nosotros espectadores podemos ver el vídeo que se proyecta en un mueble, de sala el cual esta acompañado por los objetos reales. Sophie Brandström en su serie “Pequeños oficios” (2007) nos muestra unos personajes retratados en su contexto laboral: un barman, una distribuidora de publicidad, todos ellos acercándose al amor por su condición laboral.

María Nela Garzón pinta una serie de retratos de mujeres al acrílico sobre madera. Estas figuras femeninas representadas con cierta ironía, están caricaturizadas a la mejor manera del Comic, mezcla de Pop Art y series de dibujos animados. Los colores planos de las figuras y una cierta deformación hacen de estas pinturas algo interesante, sobre todo cuando la pintura no está muy presente en este tipo de exposiciones.

La obra de Icaro Zorbar “Serenata para corazón análogo” (2006), es una pieza muy ingeniosa: un cassette musical de color negro, objeto que hace ya parte de una arqueología del sonido, está pegado a la pared. Sus dos orificios están atravesados por dos lápices de colegial. Nosotros espectadores activamos la obra haciendo girar los lápices mientras en la cinta discurre una las letras de una canción.

Silvie Blocher con su vídeo “Je et nous” (2003) retrata a cien personas habitantes de un barrio de la periferia parisina Les Beaudottes en la comuna de Servan. Cada personaje esta vestido con una camiseta negra donde se pueden leer frases escritas en caracteres blanco como esta “je suis contre l’imperialisme et la injustice” (Yo estoy contra el imperialismo y la injusticia). La camiseta que lleva esta frase impresa la lleva puesta un joven adolescente negro. Esta obra tiene la particularidad de llevar el amor al plano de la hermandad, con una población que generalmente se ha visto olvidada y despreciada en Francia pues la mayoría son de origen inmigrante.

Patricia Gaurea en su obra "Con defeito de fabricaçao" (2005) nos muestra un vídeo donde vemos un brazo femenino que comienza a llenar una maleta des objetos y vestuario masculino. La maleta es llenada con afán y cierto desinterés, zapatos, pantaloncillos, medias, camisetas, etc, llenan la maleta hasta llenarla. Luego se cierra la maleta y se le pega una etiqueta que dice, "devuelto por fallas de fabricación". Esto alude directamente a las rupturas de pareja, al fin de la convivencia que ponen fin al amor.

Dentro de la exposición existen dos obras que personalmente considero las mejores de la muestra: la primera de ellas es de Rocío Delgado quien presenta una serie de vídeos cortos realizados en el 2008 en dos pantallas sincronizadas. Las imágenes nos muestran su mano realizando una serie de acciones con objetos como una taza completamente blanca llena hasta el borde de café. Su mano toma azúcar y se desplaza hacia la otra pantalla donde vemos la taza de café. Ella deposita el azúcar de una manera lenta y sutil acentuando la idea del desbordamiento. El café termina por desbordarse de la taza por la presencia en exceso del azúcar. Esta imagen es muy hermosa por la sugerencia poética del deseo. En otro vídeo, vemos como un muñeco de pasta, es horadado por una aguja; el muñeco representa un hombre. La aguja perfora un orificio donde se supone está el corazón. Su obra, aún en proceso, pues Delgado es una joven artista de la Universidad Nacional, tiene una solidez formal y conceptual poco común en nuestro medio para un jóven artista. Los vídeos están impecablemente realizados y conceptualmente logran despertar en el espectador un interrogante sobre la condición del deseo y su relación con el amor. Su obra tiene una carga erótica bastante fuerte y nada evidente.

La otra obra es la de Adriana Marmorek “Habitación propia” (2008). Una mesa de noche pintada de blanco es el receptáculo de un vídeo que se proyecta en el cajón abierto al público. El vídeo nos muestra a una pareja haciendo el amor bajo las sábanas. Esta obra tiene la particularidad de evocarnos un espacio íntimo como es el de la alcoba. Pero esa alcoba según el objeto de la mesa de noche puede ser un lugar de paso, un lugar que acoge los cuerpos que se encuentran para amarse fugazmente quizá. Es la ausencia que está sugerida en esta obra así como la huella de algo que permanece en estos espacios. La mesa de noche se transforma en una verdadera habitación de humores, recueros, imágenes, pues es sin lugar a dudas el testigo mudo del acto amoroso cercano al erotismo.

En suma, esta exposición tiene la particularidad como ya lo dije, de mostrarnos las diferentes caras del amor. Sin lugar a dudas estamos retornando al amor mirándolo desde el arte: El Museo de Arte Erótico Americano desarrolló, durante el mes de mayo del año pasado, una exposición curada por Fernando Guinard para el Museo de Arte Contemporáneo en Bogotá; esta exposición se centró en la relación entre el amor y lo erótico; el semillero de investigación y creación de la Universidad Tecnológica de Pereira desarrolló a mediados del año pasado bajo la dirección del artista Oscar Salamanca, una investigación que denominaron “Proclive al amor” que ya ha sido publicada con la participación de varios estudiantes y artistas; actualmente en el Museo de Arte de la Universidad Nacional está abierta al público hasta finales de enero la exposición “Love in the air” del colectivo Nadie Opina (Para consultar el vídeo de la exposición vea en el vículo anterior "Museo de Arte de la Univ. Nal se expone) . El amor en efecto está en el aire y vale la pena respirarlo a bocanadas pese al aire contaminado de nuestras queridas ciudades colombianas.

Ricardo Arcos-Palma
Bogotá 12 de enero del 2009.

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