DE ADVERSIDADES VIVIMOS.
El 31 de mayo se inauguró en el Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris, la exposición Da adversidade vivemos. Carlos Basualdo, el curador de esta exposición, realizó una selección de obras que a su juicio son representativas de una cierta conciencia política, de la escena del arte contemporáneo de la América Latina. Entre las obras escogidas por el curador encontramos: Eden (1969) de Hélio Oiticica, una instalación con clara alusión al espacio fabelizado de las ciudades brasileras. El artista hace que nos "quitemos los zapatos" para poder entrar a ese "paraiso". La ironia es bastante fuerte. En verdad para poder entrar en la obra hay que descalzarse y hacer el recorrido sitiendo la arena bajo los pies. Parede ou experiência No 19-20 (1970-2001) de Artur Barrio, está conformada por dos muros del museo en los que el artista, luego de pintarlos de negro, comienza a rayar y a escribir frases como "las putas también aman". Por momentos el deja al desnudo el muro del museo, quitando las capas de estucado de una manera agresiva, y en otros cuelga objetos diferentes como un pedazo de trapo, o un pan. Esta obra impreganada de la "rebeldía" de los muros luego del 68, nos hace pensar en esos mesajes dejados por los transeúntes de la celle, o habitantes de ella.
Cildo Meireles con su obra Bla, Bla, Bla (2000), nos deja presentir ese bardadaje o palaberio durante una inauguración de una exposicion, donde se dice de todo y no se dice nada, entre la lucidez de la ebridad y la inconciencia del voyeurismo. Francis Alÿs, con su obra Cuentos Patrios (1997) en la que el poder se cuestiona desde el punto de vista del tiempo y Juan Fernando Herràn, artista colombiano y su obra Cajas Fucsia (1996-2001), muestra una cronología de los affaires de la politica mesclados con el narcotráfico desde el punto de vista de la prensa. En el muro se evidencian una serie de fotos (dibujadas) y unas frases que les acompañan. Fotos en las que se identifican varios personajes de la vida pública colombiana, donde se mezclan promiscuamente policías, narcos y presidentes. Frente a la pared se erige una "torre" de cajas a manera de regalos forradas de color fucsia.
José Antonio Hernandez-Diez, expone su obra La Hermandad (1994), donde una serie de monopatines realizados con tocino, cuelgan como en una carniceria. Estos monopatines hablan de esas carnicerias, tan corrientes en nuestro continente. Tres pantallas transmiten los monopatines en varios estados: en una olla con agua hierviendo, rodando por el anden y siendo deborados por dos perros.
Wilson Diaz y su obra Fallas de origen (1997), hace referencia a la casita roja de Davivienda corporación de ahorro y vivienda en Colombia. En sus ventanas, se proyentan videos que recogen comentarios y expresiones de aquellos que viven en la calle, los sin domicilio, los mal llamados desechables. Frente a la casita, en el "jardincito", bolsas con maticas de coca, que el espectador parisino tendra que imaginarse, por que el museo impidió que ellas se muestren, por temor a represarias de la policía antinarcóticos. Al mismo tiempo el artista el día de la inauguración decidió tomar sogníferos y dormir en el umbral de una de las puertas del museo como un indigente, pero con pijama. Su acción comenzó a las nueve y terminó a las seis del día siguiente. Por estos días hablando con el artista comprendí el interés por su posición contestataria frente a lo que singnifica el poder de la institución cultural. Victor Grippo, Analogia I (2 version 1970-1077) muestra la relacion entre la papa y la conciencia. La papa (la comida en argot) es comparada a la conciencia. Una serie de papas dispuestas en grandes mesas cubiertas de un matel blanco, son electroestimuladas por el espectador a través de un interructor. Lo interesante de esta obra es que sale de la primera lectura para poner sobre la mesa, la discusión sobre la manipulación genética de los alimentos.
Cildo Meireles con su obra Bla, Bla, Bla (2000), nos deja presentir ese bardadaje o palaberio durante una inauguración de una exposicion, donde se dice de todo y no se dice nada, entre la lucidez de la ebridad y la inconciencia del voyeurismo. Francis Alÿs, con su obra Cuentos Patrios (1997) en la que el poder se cuestiona desde el punto de vista del tiempo y Juan Fernando Herràn, artista colombiano y su obra Cajas Fucsia (1996-2001), muestra una cronología de los affaires de la politica mesclados con el narcotráfico desde el punto de vista de la prensa. En el muro se evidencian una serie de fotos (dibujadas) y unas frases que les acompañan. Fotos en las que se identifican varios personajes de la vida pública colombiana, donde se mezclan promiscuamente policías, narcos y presidentes. Frente a la pared se erige una "torre" de cajas a manera de regalos forradas de color fucsia.
José Antonio Hernandez-Diez, expone su obra La Hermandad (1994), donde una serie de monopatines realizados con tocino, cuelgan como en una carniceria. Estos monopatines hablan de esas carnicerias, tan corrientes en nuestro continente. Tres pantallas transmiten los monopatines en varios estados: en una olla con agua hierviendo, rodando por el anden y siendo deborados por dos perros.
Wilson Diaz y su obra Fallas de origen (1997), hace referencia a la casita roja de Davivienda corporación de ahorro y vivienda en Colombia. En sus ventanas, se proyentan videos que recogen comentarios y expresiones de aquellos que viven en la calle, los sin domicilio, los mal llamados desechables. Frente a la casita, en el "jardincito", bolsas con maticas de coca, que el espectador parisino tendra que imaginarse, por que el museo impidió que ellas se muestren, por temor a represarias de la policía antinarcóticos. Al mismo tiempo el artista el día de la inauguración decidió tomar sogníferos y dormir en el umbral de una de las puertas del museo como un indigente, pero con pijama. Su acción comenzó a las nueve y terminó a las seis del día siguiente. Por estos días hablando con el artista comprendí el interés por su posición contestataria frente a lo que singnifica el poder de la institución cultural. Victor Grippo, Analogia I (2 version 1970-1077) muestra la relacion entre la papa y la conciencia. La papa (la comida en argot) es comparada a la conciencia. Una serie de papas dispuestas en grandes mesas cubiertas de un matel blanco, son electroestimuladas por el espectador a través de un interructor. Lo interesante de esta obra es que sale de la primera lectura para poner sobre la mesa, la discusión sobre la manipulación genética de los alimentos.
Fallas de origen (1997), Ricardo Arcos-Palma delante de la obra de Wilson Diaz.
El Colectivo Cambalache y su Museo de la calle (2000-2001) con su conocido trueque de objetos. El espectador intercambia objetos que le pertenecen por aquellos que encuentra en la mesa. Cristian Silva Tristemente célebre (1996), hace referencia a las dictaduras latinoamericanas, la reconstrucción de la maqueta de un estadio de futbol por ejemplo. Maria Teresa Hincapié, Divina Proporcion (1996) ponde manifiesto su posición ecológica. Una serie de montículos de tierra hacen "crecer" algunas hiervas. La resistencia de la naturaleza frente al mundo del cemento. La resistencia simplemente. Meyer Vaisman con su Rojo por dentro, verde por fuera (1993), nos muestra una construcción en ladrillos, que deja entrever el interior característico de los hogares de la clase media alta de la sociedad latinoamericana. Fernanda Gomes, con Sans Titre (2001) nos sumerge en un espacio cotidiano gracias a los objetos fuera de contexto que recrean otros espacios.
Y Mejor Vida Corp una obra bastante interesante, realiza una provocación para ayudar "paracitariamente" a las instituciones culturales. Se dan gratuitamente carnets de estudiantes y laisser passer para entrar gratis a todas exposiciones. Esta y otras acciones se puede nconsultar por internet.: www.irational.org/mvc creándose toda una red de intercambios sociales.
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