Recientemente, José Igancio Roca en su conocida Columna de Arena No. 34 (ver http://www.universes-in-universe.de/columna), realizó una entrevista al periodista gráfico Jesús Abad Colorado. En dicha entrevista, José Roca hace una pregunta fundamental que a mi juicio merece tenerse en cuenta: "Qué sentido tiene hacer actividad cultural - o periodística - en tiempos de conflicto, y en la situación actual de Colombia?".
El lugar del trabajador cultural en un pais en guerra.
Es indudable que cuando se abordan temas como el de la realidad nacional en paises como el de Colombia, desde el punto de vista de la cultura, los riesgos no son menores. Muestra de ello es lo sucedido a Jesús Abad Colorado y a un buen número de trabajadores de la cultura, artistas, escritores, etc. ¿Cuál es entonces el lugar que debe asumir el trabajador de la cultura en un país en guerra?
Hay quienes piensan que se debe ser indiferente y hablar de otro tipo de cosas. Existen otros que piensan que se debe asumir un compromiso para contribuir a que las cosas cambien. Pero ¿de qué manera la actividad cultural puede cambiar un conflicto social? Pregunta cuya respuesta no está naturalmente a la mano, aunque numerosos son los ejemplos de personas que consagraron su vida y obra a cambiar en algo la situacion de su pais. Pienso en Pablo Neruda, Antonio Machado, Picasso, por no citar que algunos. Lo que si es cierto es que como lo dice Jesús Abad Colorado, el trabajador cultural debe tener "una responsabilidad social". Dicha Responsabilidad Social se desprende de una conciencia que el artista, el escritor, el dramaturgo, etc; hace parte fundamental de la sociedad.
En el caso de Jesús Abad, sus fotografías sobre los desplazados, se convierten en esa resistencia "contra el olvido". Olvido histórico pues lo que prevalece en los medios de comunicación es lo de actualidad. Es decir que los desplazados nos interesan solamente los tres primeros días que suceden a una masacre. Luego ya no. Lo que si es cierto es que el arte en los términos de la filosofia de la cultura de la Escuela de Frankfort (Marcusse, Adorno, Benjamin etc;) quizá no pueda cambiar el mundo pero si puede contribuir a su cambio por paradójico que parezca. La acción artística tiene una transcendencia importante en la sociedad. Por ejemplo el arte sociológico en la Francia de los años setenta.
Ahora bien el asunto es que no podemos pensar en los mismos terminos de quienes hacen la guerra. Para construir nación quiza haya que perder. Leyendo el comentario de Maria Inés Rodriguéz - el cual encuentro pertinente -, sobre el texto de Roca, ella afirmar que "la guerra es nuestra y no la podemos perder". Sin embargo, creo que el problema realmente ha sido ese, creer que la guerra se gana, pero la historia esta llena de ejemplos, en realidad esta llena de perdedores. En una guerra perdemos todos. Y en nuestro caso colombiano, ya hemos perdido demasiado.
Asi pues la cultura debe ser desde mi punto de vista, un punto de resistencia contra la guerra y no contribuir a ella. El arte no bebe tener intereses políticos en terminos partidistas. Su única política debe ser la poética. Asi pues el lugar del trabajador cultural no debe ser ni la centro derecha (Estado), ni la extrema derecha (paramilitarismo), ni la extrema izquierda (guerrilla). El lugar del trabajador cultural debe ser el de la autonomia aunque valga la pena aclararlo, autonomia no quiere decir indiferencia.
Mientras algunos parisinos salen a pasear por sus calles y a tomar el sol a Luxemburg, las huelgas de los trabajadores comienzan a afirmarse en esta misma ciudad, la violencia en los suburbios de las ciudades francesas continua a creciendo, los Palestinos continuan peleando contra los de Israel estado colonialista y aun asi algunos pocos creemos por fortuna, en el arte y en su fuerza de transformación.
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