DANILO DUEÑAS: COMO
ES.
Casas Riegner
Danilo
Dueñas es uno de los artistas más importantes en Colombia. Su trabajo constante,
no ha sucumbido a las modas. Su obra se inscribe dentro de un materialismo que
hace del espacio, un lugar estético lleno de referencias formales, donde los
objetos y las cosas en su mayoría encontrados por el artista, generan un relato
particular: anudar la memoria individual y colectiva. En su instalación más
reciente Como es, el artista pone a dialogar texto, libros,
telas, repisas, varillas y maderas entre otros materiales.
Cuando
recorremos el espacio encontramos unas palabras en la pared escritas en letras
tipográficas con vinilo negro: Scripture,
Holy Ghost, Psalm y Covenant.
Palabras que inmediatamente nos sumergen en un ambiente místico y cristiano
para los que alguna vez nos formamos en colegios religiosos, como en mi caso
con los Jesuitas, estas palabras no nos son ajenas. Per aún así son
misteriosas: su gran tamaño (las palabras van prácticamente del suelo al techo)
acentúan este misterio y se hacen difícil, pues habría que tomar distancia de
ellas y eso es lo que no sucede con facilidad, pues nosotros espectadores nos
topamos con telas y otros objetos dispuestos en el lugar. Una mesa partida en dos patas arriba, dos grandes
telas color sangre dispuestas delicadamente a manera de cobijas sobre dos bases
blancas y en la pared la palabra Covenant
(Alianza). El cuerpo en este fragmento de la instalación está fuertemente
referido, pero por su ausencia. En un espacio de tránsito entre palabra y
palabra y objetos, hay un espacio de silencio: unos imágenes colgadas en la
pared. Una repisa que uno dos paredes y una sutiles perforaciones en la pared
curva; una de esas perforaciones deja salir o entrar una línea que toca el
suelo: cuerda, metal, madera, poco importa: esta línea genera una tensión en
ese espacio donde el polvillo que queda luego de la perforación ha quedado en
el piso como testimonio de la intervención.
En
el espacio continuo, la palabras Psalm
y Scripture forman un ángulo: aquí
una serie de libros guardados celosamente en una urna que reposa sobre unas
bases blancas, y otro de hojas amarillas y arrugadas insistiendo en el paso del
tiempo. La idea de los salmos como escritura de lo sagrado comienza a darnos
más pistas del lugar donde estamos inmersos. Podemos imaginar el lector que ha
leído esos libros y que sigue escribiendo en una intimidad casi mística.
Finalmente
la palabra Holy Ghost (Espíritu
Santo) nos sumerge en un lugar como en obra negra: ese personaje de la
Santísima Trinidad, se materializa aquí en un estado de inacabamiento. Es tal
su inmaterialidad que el artista logra representarla o presentarla mejor con el
revés de una madera donde se dibuja una cruz a través de la huella dejada por
el pegante, o dos bases blancas una encima de otra, el piso recubierto con una
lona como para no ensuciarlo durante el trabajo de montaje. Pero esa es la
obra. Y aquí recuerdo, como evitarlo la instalación Salón de actos (2008)
presentada en el Colegio de la Sagrada Familia durante el Salón Nacional de
Artistas “Urgente” en Cali. Cuando entrábamos en ella, nos daba la impresión de
asistir a un espacio donde el tiempo pretendía permanecer a manera de
vestigios: escaleras que conducen a una ventana, balcones que encierran el
piso, anaqueles y bibliotecas desarticulados, todo esta deshecho. Aquí donde el espíritu santo está sugerido todo
está a punto de instalarse, pero ahí ha quedado en obra.
En realidad
es como si cada palabra, dispuesta en cada espacio de la galería y referidas a
los textos sagrados, tuviera su traducción objetual. Aparece entonces
referenciado el nombre de San Agustín de Hipona, personaje fundamental del
ascetismo cristiano y de la pobreza. En efecto para el Santo que nació un día
13 de noviembre, como hoy, en que escribo esta crónica, la materialidad es muy
importante y crea en efecto esa tensión con lo espiritual, pues son las cosas
lo que nos atan al mundo; en sus confesiones el santo nos dice: “Pero no están
las imágenes de las cosas, sino las cosas mismas”[i]. Esto
es que él lo aprendió de las artes liberales, encuentra en Danilo Dueñas, sin
lugar a dudas una resonancia especial, quien insiste sobre la cuestión de la
pobreza como eje central de su obra:
“Ante
todo la defensa de los pobres; ¿cómo hacer y decir esto sin sentirse uno
culpable? Creo que el interés primordial de una exposición es dejar en claro
las afiliaciones de uno y esta es para mí la única que vale, la conciencia
sobre el quehacer del pobre desde siempre y por siempre”[ii].
Como
es, logra mostrarnos de la manera más simple como es la realidad en un mundo
donde el confort viene mediado por la riqueza y su tensión con la pobreza.
Ricardo
Arcos-Palma
Bogotá noviembre del 2014.
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