Por mucho tiempo nos acostumbramos en Bogotá a aceptar como propio, la existencia de la Galería Santa Fe, en un lugar transitorio. Dicen los que tiene algo que contar, que allí sucedió lo más importante de la plástica capitalina. Y yo comparto eso. ¿Cómo olvidar cuando éramos guías de esa magnífica galería aun precaria, en la década de los noventa? Los primeros trabajos de Mario Opazo o la curaduría de Ramiro Camelo quien reside desde entonces en Londres, titulada Somatofilia Express donde surgieron figuras como Ana Adarve. ¿Cómo olvidar la famosa y controvertida exposición El Nuevo Traje del Emperador que respondía a los ataques contra el arte contemporáneo de Hoyos desde El Malpensante a finales del siglo pasado? ¿Cómo olvidar las primeras experiencias de Jorge Jaramillo y luego de Jaime Céron que se iniciaba como curador emblemático por más de tres administraciones distritales? ¿Cómo olvidar el Premio Luis Caballero excelente premio? O ¿cómo olvidar que ahí se hospedó transitoriamente el Museo de Arte Moderno de Bogotá luego de dejar los predios de la Universidad Nacional, antes de irse a su sede definitiva? Por supuesto eso nunca se olvidará y esa labor les corresponde a los jóvenes historiadores de recoger toda esa memoria.
Varias veces fuimos a la Galería Santa Fe, con mi ex-esposa y mis hijos pero por carambola, mientras esperábamos la función matutina del Planetario. Hoy algunos pocos, quienes se han convertido en los voceros de un gremio inexistente como es el de los artistas, han decidido abrir un debate que no se ha dado en las altas esferas del gobierno distrital, para ver si la Galería Santa Fe debería irse o no del Planetario. Algo tarde diría yo. Lo cierto es que la galería se irá del Planetario muy pronto, por una decisión de la administración del anterior Alcalde que ha dejado la ciudad en obra negra a causa de los carruseles de la contratación.
La actual administración saliente del recién creado IDARTES, ha tomado unas decisiones sabias, luego de escuchar a los expertos del campo del arte local. La galería se traslada y en su lugar se ha arrendado una hermosa casa de conservación estilo inglés en un barrio, donde décadas atrás vivía la burguesía local, y ahora viven artistas y cohabitan con grupos de teatro, corporaciones universitarias, editoriales, restaurantes y espacios de arte independientes, entre otros. Varios ven con preocupación el destino de la Galería Santa Fe en este nuevo sitio. Yo no sería tan pesimista.
Creo que el Planetario debe servir para lo que fue construido. Cuando el Alcalde del momento el Liberal Virgilio Barco decidió emprender tal construcción, iba de la mano con el entusiasmo de la época de la conquista del espacio por el hombre. 1969 fue una fecha clave para entender esta trasnformacion urbana y cultural en Bogotá. El planetario albergó al MAM, al Museo de Ciencias Naturales y a la Cinemateca Distrital, por mucho tiempo. Ahora el Planetario recuperara la función por la que fue construido. Y por supuesto como en todos los lugares del mundo, donde existen espacios de tal envergadura, una buena cafetería y restaurante es deseable. No hay nada más agradable que tomarse un buen New York o comerse una deliciosa torta de chocolate acompañada de un buen café, frente al Parque de la Independencia y observar a los transeúntes que le atraviesan en compañía de sus perros o los que van y viene a lo largo de la Carrera Séptima entre la Iglesia de San Diego y la Torre Colpatria, pues esos momentos de contemplación y gran placer, no lo logran despertar, los esfuerzos de los artistas contemporáneos locales. Tan solo algunos por no ser tan inclemente en mi juicio. Por lo tanto toda discusión de si debe irse la cafetaria y quedarse la Galaría Santa Fe me parece esteril.
Creo que el Planetario debe servir para lo que fue construido. Cuando el Alcalde del momento el Liberal Virgilio Barco decidió emprender tal construcción, iba de la mano con el entusiasmo de la época de la conquista del espacio por el hombre. 1969 fue una fecha clave para entender esta trasnformacion urbana y cultural en Bogotá. El planetario albergó al MAM, al Museo de Ciencias Naturales y a la Cinemateca Distrital, por mucho tiempo. Ahora el Planetario recuperara la función por la que fue construido. Y por supuesto como en todos los lugares del mundo, donde existen espacios de tal envergadura, una buena cafetería y restaurante es deseable. No hay nada más agradable que tomarse un buen New York o comerse una deliciosa torta de chocolate acompañada de un buen café, frente al Parque de la Independencia y observar a los transeúntes que le atraviesan en compañía de sus perros o los que van y viene a lo largo de la Carrera Séptima entre la Iglesia de San Diego y la Torre Colpatria, pues esos momentos de contemplación y gran placer, no lo logran despertar, los esfuerzos de los artistas contemporáneos locales. Tan solo algunos por no ser tan inclemente en mi juicio. Por lo tanto toda discusión de si debe irse la cafetaria y quedarse la Galaría Santa Fe me parece esteril.
El Premio Caballero no desaparece para los que creían que se iva a terminar con este importante estimulo para las artes. Se transforma. Yo había insistido en varias ocasiones que es mejor entrar a participar ya premiado y terminar de una vez con el gran premio, controvertido por cierto. También el premio vendrá acompañado por seminario internacional de curadores para dar mayor visibilidad a los que alli participen. Bravo a la actual administración de IDARTES por habernos escuchado y haber ampliado la bolsa de trabajo con más dinero para los artistas. Lo mismo debería hacer el Ministerio de Cultura, dándoles a los artistas más dinero para su producción y dejar de premiar a curadores inexpertos e improvisados. El Premio Caballero se realizará en simultáneo en varios de los espacios independientes que serán aceptados previamente bajo licitación por IDARTES, consolidándose un eje cultural importante, así sea transitoriamente mientras la nueva sede de las Artes de Bogotá se construye.
Plaza de Mercado La Concordia, donde se proyecta para el 2014 la construccion de la nueve sede para las Artes en Bogotá.
Sobre la nueve sede proyectada en la Plaza de Mercado de la Concordia, que promete por su ambición de crear espacios dignos de exposición en el subsuelo de la Plaza que sería rehabilitada, es sin lugar a dudas el espacio para las Artes que Bogotá necesita. Yo he sido uno de los pocos en defender este espacio y apoyar la administración y esperemos poder verlo en muy poco tiempo. Ya basta de resignarnos y conformarnos con espacios donde funcionan o funcionaban las cafeterías. Las artes en Bogotá, necesitan un espacio institucional que enaltezca esta labor algo olvidada desde hace décadas por las diferentes administraciones Distritales, quien en su afán de distribuir bien su presupuesto a instituciones privadas, no lo han concentrado en algo que tenga que ver estrictamente con la administración distrital. Ojala nuestro nuevo Alcalde Gustavo Petro, logre conformar un equipo de trabajo que afiance el campo de las artes en la capital y dé desarrollo a lo que se esbozó en esta administración del IDARTES que termina en enero.
Y ojalá se elimine de una vez por todas, el nombre de la Galería Santa Fe, que nos recuerda, no solamente la nominación de esa noble y señorial capital colonial, con todo ese abolengo de la Corona Española, sino que también nos recuerda lo más desagradable de la época inquisitorial. ¿Será que algún día dejaremos de ser el país del Sagrado Corazón de Jesús y seguir apegados a una Santa Fe? Lo único que me atraía con ese nombre era los nuevos camperos 4x4 o el equipo de fútbol del cual yo era hincha antes de que surgiera el excelente Equidad; y valga la pena decirlo: no tengo carro y no asisto al estadio. No hay que olvidar que ese nombre Santa Fe, nos recuerda como no, al nombre fundacional que instituyó inicialmente Don Gonzalo Jiménez de Quesada como Nuestra Señora de la Esperanza y año después por cuestiones de evangelización el conquistador decide cambiar el nombre a Santa Fe de Bogotá.
La Santa Fe del conquistador aun se mantiene en los espiritus de los "bienpensantes" del gremio artistico.
Con la independencia de Colombia, se instituye del nombre de Bogotá que recuerda más el nombre indígena que defendían los ilustrados criollos y sólo 1991 con la nueva constitución, extrañamente quizá por el descuido de los redactores, quizá un (avispado) Obispo insinuó al oído del descuidado constituyente el nombre de la Capital como Santa Fe de Bogotá, al igual que en tiempos Coloniales donde se cantaba la gloria de Señor. Pues no señor, dijeron la mayoría de los constituyentes, el debate no se hizo esperar y la capital volvió a llamarse Bogotá. Solamente quedó, el nombre de una Galería, que a nadie le importaba sino tan solo a los artistas, un pequeño grupo de artistas y gestores culturales, que se beneficiaron de ella ampliamente por más de dos décadas y que se mantienen empeñados en llamarla Santa Fe y apegarse a ese lugar con condiciones espaciales y museográficas bien complicadas.
Ps: El último fin de semana fui en compañía del fotógrafo Fernando Cruz a ver la exposición de uno de los últimos nominados al Premio Luis Caballero. No había ni un alma, en esa Galería Santa Fe, tan solo un entusiasta joven estudiante que insistía en hacernos la visita guiada. Nada más apropiada esta exposición que dejaba escuchar un viento artificial generado por varios ventiladores donde unas telas colgadas del techo ondeaban como si se tratara de un verdadero lugar fantasma. El arte parece ya no interesar sino a los artistas y al mundo del arte y exclusivamente el día de la inauguración. ¿Esto no será lo propio de una época, donde las grandes ferias comerciales han ocupado el lugar de exhibición del arte, para atraer a los espectadores que desde hace tiempo ya no se interesan en el arte contemporáneo como lo hacen con el cine, el teatro o la danza?
Por lo pronto esperaremos con entusiasmo que la nueva administración construya el esperado Espacio para las Artes de Bogotá que se llame como se llame, pero for favor, que por nada del mundo le vayan a llamar Santa Fe, lo cual sería continuar con ese exabrupto y negar los cambios históricos por los que hemos atravesado en este el país del Sagrado Corazón de Jésus.
Por lo pronto esperaremos con entusiasmo que la nueva administración construya el esperado Espacio para las Artes de Bogotá que se llame como se llame, pero for favor, que por nada del mundo le vayan a llamar Santa Fe, lo cual sería continuar con ese exabrupto y negar los cambios históricos por los que hemos atravesado en este el país del Sagrado Corazón de Jésus.
Ricardo Arcos-Palma.
Bogotá, Noviembre 8 del 2011.
Bogotá, Noviembre 8 del 2011.
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María Juliana Restrepo, desde la capital de la Montaña.