Vistazo Crítico 43: El curador experto en marketing



Es indudable que la figura del curador, se ha constituido en una figura hegemónica. Su presencia dentro del mundo del arte contemporáneo es tal, que en ocasiones nos olvidamos de las obras mismas que han sido cautelosamente escogidas bajo su mirada “crítica”. Es más, lo que prima a los ojos de los profanos y de algunos especialistas (artistas incluso), es la manera como un curador da sentido a las obras, logra problematizar y conceptualizar ciertas ideas que de una u otra manera se ven materializadas en las obras o procesos artísticos expuestos en su curaduría. Bueno, esto no sucede siempre; por ejemplo en la desafortunada Bienal de Bogotá, que merecerá un vistazo crítico de mi parte en muy poco tiempo, la curaduría y el exceso de su “ejercicio intelectual” terminó despojándo al arte y a la propuesta sobre la cohabitación de su propio fundamento.



De otra parte la figura del curador, es una especie de híbrido, mezcla perfecta de un crítico de arte y un especialista en negocios. María Posse en su texto que ha hecho cirular por Esfera Pública insiste en varias ocasiones que “el curador no es un manager”. Esto quizá es cierto. Pero algo que es innegable es que el curador convertido en el faro del arte contemporáneo, es un experto en marketing. Pero esta afirmación que puede exasperar a más de un curador, la hizo evidente una obra supremamente interesante que algunos de ustedes ya conocerán.



En el Site de Création Palais de Tokyo, hace ya cuatro años, pude presenciar la obra “©uratorman Inc.” realizada por un artista de Tailandia Navin Rawanchikul y por un curador y crítico de arte alemán Helen Michaelsen. La instalación era una fabulación de lo que sería el París del 2050. Para esta época, las instituciones artísticas ya habían desaparecido por completo, incluso los mismos artistas, por aquello de la muerte del autor y por el carácter gregario del artista. Pero como un sobreviviente de esa figura milenaria surge un personaje llamado Super(M)art. Este artista, ejemplo perfecto de la resistencia del arte, con la edad marcada en su rostro y su cuerpo, se encuentra con el Curatorman, hombre experto en negocios y en marketing, que con teléfono en mano, le asegura el futuro ideal dentro el complejo mundo del arte contemporáneo del 2050.




Como telón de fondo, en una gran pintura, nosotros espectadores podíamos ver las figuras más relevantes de la historia del arte: Duchamp jugando ajedrez con su modelo desnuda, Fryda Kalho metamorfoseada en siervo, Jackson Pollok con sus chorreados, Gilbert & George con su esculptura cantarina, entre otros. Esta obra que desde entonces ha tenido varias versiones se pudo observar en la Trienal de Arte Contemporáneo de Yokohama en el 2005. En esta ocasión la entrada a la instalación estaba determinada por un letro que decía: “Joint de (M)Art Circus”. Al interior estaban los mismo presonajes principales Curatorman y Super(M)art, que sin inmutarse seguían buscando donde exponer y exhibir la obra, mientras unos dados gigantes, y otros juegos de azar daban un sentido circense al lugar.

Esta obra ©uratorman Inc, realizada por un artista y un curador y crítico de arte es el ejemplo perfecto de lo que es un curador considerado no como un manager, y en eso estamos de acuerdo estimada María Posse, pero sí como un experto en marketing. Al menos en esta ocasión, esta temeraria afirmación proviene de una obra de arte contemporáneo, la cual considero verdaderamente crítica.

Ricardo Arcos-Palma


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