Vistazo Crítico 18: Mauricio Cruz y sus equivocos textuales.



Una de las funciones de la crítica, es aproximarse a lo que se hace público como crítica: comentarios publicados en la prensa, la Internet, entre otros medios de comunicación. Así se contribuye a otras miradas y la  consolidación de una opinón pública que no es privilegio de unos pocos. La crítica si se realiza a conciencia, puede generar muchos roces, pero como decía Diderot: "es mejor tener pocos amigos, frente a las enemistades que pueda generar mi pensamiento". De manera que este Vistazo Crítico va destinado a un comentario realizado por Mauricio Cruz artista (sin obra que conozcamos) residente en New York a un texto crítico de José Ignacio Roca http://www.universes-in-universe.de/columna/col43/02-04-17-cruz.htm El texto de Cruz a generado una serie de reacciones frente a una nocion central (contexto) que el artista denomina cliché. Veamos pues mi comentario pues considero que nuestro artista criollo (sin obra) está equivocado. R. A-P.

CONTEXTOS Y PRE-TEXTOS: entre la obra de arte, el artista y el público.

Para nadie es un secreto que el vínculo entre obra de arte y texto (interpretación, comentario...) es verdaderamente indispensable; en esto estoy de acuerdo con Patricia Zalamea. Esta relación, claro está, no determina para nada ni uno ni el otro. La obra de arte es totalmente independiente del texto así como el texto lo es de su lado: en condiciones normales por supuesto. El uno y el otro pueden por lo tanto leerse e interpretarse. Ya Umberto Eco nos había dado muestras de ello. Otra cosa bien distinta es el giro textual del arte contemporáneo (Hall Foster) y el grado de textualidad de la obra de arte (Roland Barthes).

Ahora bien, frente a la idea polémica que expone Mauricio Cruz, quién considera el contexto como un cliché, me parece que es algo confusa. Primero qué es cliché según sus palabras: el contexto del arte contemporáneo o el uso de la noción contexto dentro del arte contemporáneo? Si es el primero, no veo por donde va la discusión. El contexto del arte contemporáneo: institución (museo, galería, escuelas de arte,...), crítica, espacios independientes, público, artistas y sus producciones, funcionan con sus reglas de juego, así no nos guste. Ahora bien, al bautizar el contexto (del arte en este caso) como cliché me parece un absurdo. Problemas de comprensión del sentido y significado del lenguaje o simplemente un uso abusivo de las palabras, quizá. Pero bueno sigamos adelante en nuestro comentario: si es el segundo caso: la noción de contexto como cliché, eso puede ser otra cosa.

Veo en los dos textos de Cruz una clara referencia a la manera cómo y dónde se expone la obra de arte, es decir a la sola posibilidad de validar una obra de arte. Esto es para él, el contexto. De ahí su incomodidad por esos comentarios críticos que pueden influir en la validación de la obra o ayudar a una mejor recepción. Será que a él no le fue tan bien en New York con la crítica de arte? Quizá en la respuesta encontremos su postura contra toda escritura crítica. Sin embargo, en algo estamos de acuerdo (para que no crea que mi posutra es personal): en ocasiones un enorme dispositivo gramatical precede la obra de arte. Esto no es un problema siempre y cuando sea parte del proceso artístico o procesual de la obra, es decir, mientras sea producido por el artista mismo y no por un crítico por ejemplo. En caso contrario el asunto es preocupante.

Más pertinentes me parecen los cuestionamientos de Cruz frente a quién hace la obra de arte en el contexto del arte contemporáneo: si es el público quién la hace, el artista o la institución que no tienen que ver en nada con su idea de cliché. Preguntas que merecerían pensarse si nuestro artista criollo aceptara dialogar.

De otra parte no creo que un comentario (texto) reemplace la obra de arte como lo manifestó Pablo Helguera. La obra de arte vuelvo e insisto es autónoma pese a su estrecha relación con el texto, a menos que esta sea el pre-texto es decir que esta vaya antes del texto, considerado como parte misma de la obra.

Ricardo Arcos-Palma.
París, 30 de abril del 2002.

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