Miguel Angel Rojas: la cama de piedra.
Miguel Angel Rojas es uno de los mejores artistas colombianos contemporáneos, de eso no cabe la menor duda. El artista luego de explorar el dibujo hiperrealista y el grabado en los años setenta, la instalación y la pintura experimental fotografica en los ochenta y noventa asì como con la fotografìa misma (la serie del Faenza que Santiago Rueda Fajardo ha venido estudiando con rigor), nos muestra esta vez su obra reciente La cama de piedra exhibida en la sala de exposiciones de la Alianza Colombo-Francesa al norte de Bogotá.
La muestra está compuesta por varios frottages entre una gama de blancos, negros y azules, en los cuáles se puede a penas vislumbrar uno que otro rostro de indìgenas realizados con hojilla de oro a través de la serigrafía. Este trabajo lo podemos situar con la serie de obras al rededor de lo que fue la tragedia del Nilo o la masacre de Caloto-Cuaca (Colombia), donde en ese nefasto 16 de diciembre de 1991 fueron asesinados por paramilitares en complicidad de la policìa indigenas de la etnia Nasa. Esta obra hace referencia a las luchas de resistencia del pueblo indigena, que no es otra cosa que su ancestral pelea por recuperar sus propios territorios, hoy tierras baldías en manos de terratenientes. Evidentemente la violencia es una disculpa para hacer esta obra, aunque la destreza de Rojas, es el de transcender este hecho para no caer en la anécdota ni en el señalamiento panfletario, como era frecuente en la decada de los setenta y ochenta. Su obra es directa y contudente, pero en terminos esteticos se aleja a lo que los medios de desinformacion nos tienen aconstumbrados. En los frottages se ve una alusión al pètroleo y a los conflictos de tipo social que este origina.
La muestra está compuesta por varios frottages entre una gama de blancos, negros y azules, en los cuáles se puede a penas vislumbrar uno que otro rostro de indìgenas realizados con hojilla de oro a través de la serigrafía. Este trabajo lo podemos situar con la serie de obras al rededor de lo que fue la tragedia del Nilo o la masacre de Caloto-Cuaca (Colombia), donde en ese nefasto 16 de diciembre de 1991 fueron asesinados por paramilitares en complicidad de la policìa indigenas de la etnia Nasa. Esta obra hace referencia a las luchas de resistencia del pueblo indigena, que no es otra cosa que su ancestral pelea por recuperar sus propios territorios, hoy tierras baldías en manos de terratenientes. Evidentemente la violencia es una disculpa para hacer esta obra, aunque la destreza de Rojas, es el de transcender este hecho para no caer en la anécdota ni en el señalamiento panfletario, como era frecuente en la decada de los setenta y ochenta. Su obra es directa y contudente, pero en terminos esteticos se aleja a lo que los medios de desinformacion nos tienen aconstumbrados. En los frottages se ve una alusión al pètroleo y a los conflictos de tipo social que este origina.
Esta obra presenta una coherencia entre la forma y el contenido donde es inevitable vincularla con la realidad nacional. Y aqui pensamos en el titulo de la muestra: efectivamente, quizá nada más inconfortable que una cama de piedra. ¿Qué clase de sueños se pueden concebir en tal cama? Una pesadilla puede ser, como la que estamos viviendo en estos momentos en el país. En eso simplemente radica la fortaleza del trabajo de Rojas. Una maestría para desarollar plásticamente algo tan díficil de tratar como lo es la realidad social y politica de un país como el nuestro atravezado por la violencia.
En en el fondo de la sala, el artista dispuso la obra que a mi juicio es la mejor: con pequeños circulos de hojas de coca, el artista haciendo referencia a la famoso collage del artista del Pop Art Richard Hamilton, escribe: "Just what is it that makes todays homes so different, so apperling ?" (¿Què hace que los hogares de hoy sean tan diferentes tan atractivos?) Las letras están compuestas por los diminutos circulos. El consumismo el cual era objeto el collage del artista británico, lo es tan bien de Rojas. Pero un consumismo, no a nivel del objeto, de la mercancía popular como promesa de felicidad para el hogar, sino otro tipo de mercancía en este caso ilegal: la de la cocaína. Pero aqui la hoja de coca, que es sagrada para los indigenas y que es objeto de practicas de erradicacion antiecologicas por la politica anti-narcoticos dictada por los Estados Unidos ejecutada por los distintos gobiernos sumisos, es exaltada y usada como material plastico. El artista ha recortado cuidadosamente cientos de circulos de hoja de coca y los pega en la parde confromado letras que configuran la frase enunciada. Al mismo tiempo dada la coloracion de las hojas nos hace pensar, como no en el uniforme camuflado que usan los actores del conflicto en Colombia: militares, paramilitares y guerrilla y a su vez en el papel moneda (dolar) que sirve de consumo de la preciada mercancia.
Esta obra nos recuerda a los trabajos fotográficos del Teatro Faenza, en la cual mediante pequeñas fotos en forma de circulos, el artista nos invitaba al voyeurismo de escenas homosexuales como si se tratara de pequeñas perforaciones en la pared. Esta vez, no queda otra alternativa que acercarse para presenciar si es en verdad la hoja de coca o no. Como queriendo comprobar qué es lo que hace que los hogares de hoy sean tan diferentes y atractivos. Al final nos encontramos con una obra contundente que abre horizontes de reflexion para quien observa la obra.
Ricardo Arcos-Palma.
Bogotà, agosto 16 del 2000.
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