OSCAR MURILLO: binary
function.
David Zwirner
Gallery, Londres.
Al
llegar a Londres nos encontramos con la portada del especial de Frieze: London Evening Standard dedicada a Oscar
Murillo así como un buen artículo que narra su regreso, luego de su paso por el
MOMA de New York, por el Museo de Arte de la Universidad Nacional en Bogotá y
por la Bienal de Venecia. Murillo realiza su exposición individual binary function en la Galería de David
Zwiner en Londres. La exposición se abre con una pintura al óleo binary # 1 (2015) que reproduce un
mantel rojo el cual parece tener manchas de comida. Sobre el mantel que cubre toda
la superficie del cuadro existen unas fichas de dominó donde el blanco y le
negro le dan consistencia, no solamente al juego sino a las reflexiones
conceptuales y desarrollos formales de sus obras. Función binaria alude a las
relaciones matemáticas pero en este caso dichas relaciones se extienden a las
relaciones formales de la obra de arte y también a las relaciones humanas.
Por supuesto Murillo nos ha demostrado su capacidad para abordar un problema
tan complejo como es el de las relaciones entre grupos sociales, donde la idea de lo transcultural y lo transnacional abre una perspectiva diferente frente al mestizaje, el intercambio y las nuevas maneras de abordar críticamente la idea de los territorios formados en su mayoría por asuntos identitarios y ghettos etnográficos y sociales. Su obra Frecuencia que será objeto de otro vistazo crítico problematiza más certeramente este asunto. En este sentido la obra de Murillo está muy a tono con el proyecto Altermoderno de Nicolas Bourriaud y el cuestionamiento de los nacionalismos y las identidades que Gerardo Mosquera defiende; por supuesto yo me me alineo en esa perspectiva teórica y conceptual que desencadena nuevas prácticas.
Su
exposición está compuesta por pinturas, instalación y una video proyección. En
sus pinturas material alignment # 18
(2013-2015) realizada con óleo y con spray sobre tela, reproduce una especie de tablero
de ajedrez extendido a 16 casillas de cada lado en vez de 8. Bien sabemos
lo que significó el tablero de ajedrez para los artistas de las vanguardias
tanto literatos como escritores desde Lewis Carroll quien se inspiró en le
juego para desplegar sus novelas sobre Alicia,
hasta Marcel Duchamp quien hasta último momento estuvo jugueteando con todas
las posibilidades que tiene este juego, pasando como no por Bertand Russel que
con sus Impresiones de África entre
otros textos, logró articular el juego con sus narraciones. Pero estas telas de Murillo que incorporan la famosa cuadrícula no solamente alude al juego en sí,
sino también quizá a los pisos y baldosas que decoraban las casas coloniales.
En esta dimensión, que las vanguardias de finales del siglo XIX y comienzos del
siglo XX veían como verdadero campo de batallas, Murillo parece encontrar una
serie de tensiones donde el blanco y el negro desbordan los límites rígidos que
le separan y parecen dejarse contaminar alterando cada uno de sus espacios. Es
así como vemos en la superficie pictórica recuadros blancos que ya no son tan
blancos y recuadros negros que ya no son tan negros. Como insistiendo en esa
fusión binaria celular donde la mezcla termina eliminando los esencialismo de
todo índole y superando las fronteras.
Otra
de las piezas que componen la muestra y logra atrapar nuestra atención es la instalación titulada meandering-black Wall (2014-2015). Aquí encontramos piezas que nos
recuerdan Condiciones aún por titular
(2015) expuesta en Bogotá. Grandes telas negras con huellas de blanco se
encuentran colgadas de un hilo metálico
como en un tendedero. Pero estas piezas compuestas por retazos cocidos entre
sí, parecen pieles. Las telas así extendidas crean una especie de cortina muro.
Otras de esas telas se amontonan en el piso dobladas y apiladas. Si deseamos
continuar experimentando la exposición nos toca inevitablemente pisar las telas
que se encuentran distribuidas también en el piso. Vemos algunas estructuras
metálicas a manera de camillas que también contienen las telas; estas
estructuras por su dimensión no dejan de aludir a lo corporal.
Algunos
recipientes metálicos que se usan para lavar contienen elementos de cemento y
ladrillo molido que compactados parecen estructuras rocosas. La instalación
parece enmarcada por otras telas de gran formato estas si enmarcadas. Detrás
del “muro negro” reposa oculta a los ojos de los espectadores una pintura que
recrea a una tela que representa a un niño negro que vende pescado. Esta tela
se encuentra en un espacio con paredes tapizadas y un mueble de madera tallada
que sostiene objetos finos como jarras y otros elementos de un ambiente burgués
bogotano. De hecho la imagen que se representa en la pintura fue expuesta en su
muestra en Bogotá como detonante del conflicto racial en nuestro país donde el artista señalaba sin tapujos la segregación racial y económica tan frecuente en nuestro medio.
La
otra pieza que deseo destacar es la video proyección de 1:16 minutos titulada: meet me! Mr Superman (2013-2015). Esta
obra se desarrolla en el ambiente de un primero de enero en el Municipio La Paila en el departamento del Valle de donde es oriunda la familia del artista. Los
habitantes del lugar en su mayoría negros, bailan celebrando el nuevo año. Hay
una euforia, hay alegría, la cámara en ocasiones de posa en detalles como el
estampado de una camiseta al mejor estilo del comic americano, donde vemos a
Superman volando para tomar en sus brazos a una chica que cae. U otros primeros planos donde vemos el
coqueteo entre hombres y mujeres. Poco a poco la cámara hace unas
focalizaciones en las botellas de alcohool y se posa en una campaña
publicitaria que vende el mismo producto: aguardiente Blanco del Valle. No hay que olvidar que este poblado fue creado por los dueños de las antiguas haciendas Los Caicedo quienes eran dueños de grandes extensiones de tierra con sus habitantes. Es en esa misma región donde la fábrica de dulces Colombina tiene su arraigo. Yo desarrollé este tema con más amplitud en el vistazo crítico dedicado a su exposición en Bogotá.
Una vez más Murillo señala sin miramientos el
asunto del racismo implícito en nuestro país. Su obra así logra afirmarse mucho
más allá de una formalismo estético para indagar en asuntos políticos complejos
de nuestras sociedades. La fichas están sobre la mesa con en el dominó compuesto por 28 fichas blancas con puntos negros. El juego del dominó con el que se abre la exposición muestra esa relación de fuerzas entre lo negro y lo blanco, donde lejos de imponerse uno sobre le otro tienden a fundirse. Edouard Glissant hablaba en estos términos donde el futuro del mundo es el mestizaje y Kostas Axelos afirmaba en la misma corriente que esta "sistemática abierta" es la verdadera opción contra los ghettos y los pensamientos unidireccionales.
Ricardo
Arcos-Palma.
Londres-Bogotá, octubre-noviembre del 2015.
Galería de fotos:
Comentarios
J.T.G.