Colectivo Insumisión (Jonattan Gorrin y Hadrys Morales). Neo-inquisición. Fotografía digital. 2013.
EL ARTE EN LA
FRONTERA: CÚCUTA Y DOS IMPORTANTES SALONES.*
Tenemos
por costumbre, por cierto una muy mala costumbre, que cuando hablamos del arte
contemporáneo en Colombia, lo suscribimos y restringimos a lo que pasa en
Bogotá y escasamente ampliamos con poca generosidad, esa mirada restringida a
otras ciudades como Cali y Medellín. Lo que sucede en el resto del país, se
desconoce y parece que no sucede nada. Y el Periódico ARTERIA en su edición 39 contribuye a romper con esa
mala costumbre. Los Salones Regionales, desde hace años han llenado de una u
otra manera eso vacíos. Bravo para el Ministerio de Cultura. Pero aún poco se conoce o más bien se reconoce
lo que acontece en región. Desde hace algunos años, gracias al dispositivo
implementado por el Ministerio de Cultura (otro bravo por el ministerio), se
consolidó e impulsó en región unos grupos de trabajo que venían ya haciendo
algo, recogiendo una tradición fuerte e intensa y se articul ó
con los “laboratorios regionales”, liderados en su mayoría por el maestro
Miguel Huertas y su equipo de la Unidad de Arte y Educación de la Universidad
Nacional de Colombia.
En
el 2006 mediante esos laboratorios en Santander y Norte de Santander, pude conocer
a artistas muy importantes, como Jorge Torres, Neryth Yamile Manrique, Gabriel
Castillo López, Óscar Iván Roque y Hernando Cruz entre otros que sería largo
nombrar y futuros gestores culturales como Néllyda Ámparo Cárdenas Clavijo.
Esta última miembro muy activa de la Asociación de Artistas Plásticos de Norte de
Santander Grupo Salvador Moreno, y quien organiza con mucho profesionalismo
contando con el apoyo de la empresa privada, las autoridades regionales y el
Ministerio de Cultura, buena parte de las actividades artísticas de Cúcuta como
el Salón del Agua y el Salón de Fotografía “Pedro Miguel Román”.
Precisamente
este texto dará cuenta de la 7ª versión del Salón del Agua y de la 4ª versión
del Salón de Fotografía realizados durante el mes de junio y julio del
presente año. Hecho a destacar sobre todo porque en Cúcuta no existe una
Escuela de Artes, lo que no ha impedido para nada el desarrollo artístico y
cultural de la ciudad, que se complementa muy bien con lo que sucede en Pamplona y
Bucaramanga dos ciudades importantes de la región. Quizá la cercanía por obvias
razones con Venezuela y su contacto con artistas y gestores de Caracas y Maracaibo han hecho de Cúcuta una ciudad muy activa, artísticamente hablando.
VII SALÓN DEL AGUA.
Un
Salón de Arte que se desarrolle bajo un tema es algo complejo. Y más complejo
aún cuando este salón se desarrolla bajo el tema que es la esencia misma de la
empresa que patrocina el salón. Sin embargo los organizadores han sabido
conservar la autonomía y la gerencia de la empresa patrocinadora ha entendido esto. Hasta ahora este matrimonio entre la empresa privada y las
asociaciones de artistas independientes en Cúcuta ha dado resultado y esperamos
continúe así. Esta versión del Salón del
Agua, muy nutrida por su amplia participación, 105 concursantes que acudieron a
la convocatoria, es muestra del interés cultural creciente del campo artístico
local, que ha contado con el apoyo incondicional de Aguas Kapital (empresa privada) y la gestión de los miembros de la Asociación de Artistas Plásticos de Norte de
Santander Grupo Salvador Moreno. Es de anotar que este tema ha sido tratado
de manera amplia en cada versión del Salón y no se ha restringido a ninguna
técnica en especial. Pues como le oí decir a varios artistas de la región: “han
querido limitarlo a un salón de pintura” lo que
sería una verdadera tontería teniendo en cuenta que el arte
contemporáneo no se define por una técnica. Por fortuna, el gerente de la
empresa Hugo Iván Vergel , que tiene clara visión humanista, ha entendido que
el apoyo económico no significa injerencia en la autonomía de la organización y
conceptualización del salón, lo que hace prever que a futuro el Salón seguirá
consolidándose con una mirada cada vez más amplia del arte contemporáneo.
María Belén Hernández. "Temas Aguados". Instalación. 2013.
Esta
versión del Salón contó con la participación de un jurado conformado por
reconocidos artistas como Carlos Alarcón y José Orlando Salgado, y quien
escribe este texto. La selección no fue nada fácil y finalmente pudimos escoger
las 43 obras que integrarían la selección final de este concurso. Se realizó
una rigurosa selección, manteniendo una cierta objetividad y apoyados en los
criterios de selección anonimato de los
participantes. Se escogieron diez obras que obtuvieron mención y dos primeros
premios. Las obras seleccionadas se apoyan en varias técnicas de arte
contemporáneo como la fotografía, la instalación, la escultura, el dibujo, el
vídeo y la pintura principalmente.
El
Salón se desarrolló en un espacio con buenas condiciones de exhibición en la
Biblioteca Julio Pérez Ferrero y el montaje estuvo a cargo del artista Jorge
Hernández y su asistente John Edward Lawrence. Dentro de las obras premiadas
fueron: “Reservas” del Colectivo Eón, donde aparece representada una
cantimplora, en medio de un paisaje. La sencillez conceptual y evidente de esta
obra así como su ejecución pictórica, hizo que el jurado se inclinara por esta
obra. Otro de los premios fue el del artista Oscar Iván Roque titulada “La
maleta del Chaman”: una maleta de madera, finamente elaborada, recogía una
serie de frasquitos, dibujos, pinturillas y otras cantidad de objetos, que
recordaban a las maletas de los pintores de la época de la exploración botánica. La carga conceptual de esta obra
hizo que se destacará sin lugar a dudas.
Otras
obras que vale la pena mencionar son la instalación “Jardinero” de los artistas
Juan Carvajal y Guillermo Alvarado: en ella el espectador podía ver una especie
de bodegón real conformado por una silla de madera, una jarra y un platón de
aluminio. Los mismos objetos estaban representados en la pared mediante un
dibujo realizado en papel adhesivo pero con dos personajes que se sirven de los
objetos, uno de ellos sobre la silla y el otro en el platón recibiendo el agua
que sale de la jarra y cae sobre su cuerpo. Un dispositivo muy sencillo lleno
de mucho humor.
Dubis
Rodríguez con su obra fotográfica “Eco-Lógico” muestra una serie de 12 módulos
donde se aborda el tema del paisaje marino, pero no de una formal banal, sino
por el contrario conformando una especie de diario visual de lugares que tiene
un impacto ecológico. La cerámica “Vaso para dos” del artista Carlos A.
Mantilla, tiene la virtud de mostrarnos un tubo que cañería que se convierte en una pieza muy bella.
Carlos Alarcón, Ricardo Arcos-Palma, Néllyda Amparo Cárdenas, Alexandra Morelli y Florencia Alvarado. Foto: José Orlando Salgado.
La
obra “What the wáter gave me” de Néstor Blanco es otra obre muy interesante por
la ironía y humor: un patito de hule real, “yace” al lado de un desaguadero de
baño. El patito parece deshacerse en los amarillos y rojos que salen de su
cuerpo en pintura chorreándose hacia el desaguadero. La fotografía de Juan
Pablo Choen “Pura Vida”, no sorprende tanto por el tema (una tortuga
sumergiéndose en el agua), sino por la factura impecable de la fotografía que
hace de esta pieza un excelente obra. La instalación de Tatiana Rueda titulada
“El futuro Rey de Sión”, estaba constituida por una placa de metal oxidado del
tamaño de una puerta y una serie de barquitos de papel de colores amarillos,
violetas, rojos y azules que se desprenden de la puerta y van a terminar en un
balde de agua. Obra sencilla pero con una carga poética indudable. La pintura
de Jenny Carolina Vargas “Sedienta” realizada con mucha ingenuidad y una carga
erótica muy evidente muestra dos mujeres desnudas con sus lenguas como grandes
protagonistas, tomando del agua insaciablemente.
Pero
de este salón hay una obra que quiero destacar, aunque solamente obtuvo
mención: “Temas Aguados” de la artista María Belén Hernández. Esta obra me
sorprendió sobre manera por el hecho que es muy contundente conceptualmente y
formalmente: una repisa pegada en la pared, soporta varios libros, una pecera y
una botella de agua. En la pecera hay un pez vivo. Los libros aluden por sus
títulos a temas relacionados con el agua. Esta obra muy simple, sencilla y
evidente, es a mi juicio la mejor del salón. Digna de cualquier sala
internacional. El espectador no puede sino sonreír ante tal obra y sentirse
atraído a meterse en esas historias del agua que recuerdan lo que Gastón
Bachelard en la poética del agua insistía sobre la liquidad del lenguaje.
Además esta obra no está para nada lejos de lo que Hal Foster denominó el giro
textual del arte contemporáneo. Textual no por el hecho de haber incluido
libros, por supuesto, sino por el hecho de insistir en una cierta literalidad y
evidencia de lo que se ve y se quiere transmitir: el arte contemporáneo en
efecto no solamente se ve sino que se lee. Ya Marcel Duchamp había insistido
mucho al respecto frente a la pasividad retiniana de la obra pictórica.
Equipo de trabajo con grupo de jurados. Biblioteca Julio Pérez Ferrero. Cúcuta.
Para
futuras versiones, sería muy interesante que los organizadores del salón
entraran en la óptica del curador invitado, quien bajo una visita previa a los interesados en participar
en el salón realiza una selección rigurosa con una propuesta conceptual
realizada con anterioridad. Así los artistas participantes reciben una bolsa de
ayuda económica para la realización de la obra que se expondría al final como
resultado de la investigación-creación, con la ayuda del curador. Así se
terminaría con la figura del premio, que sigue generando rencillas y
habladurías en el medio artístico y más bien se impulsaría la distribución de recursos
a la ejecución de obras de los artistas participantes. Es decir que los
artistas ya entrarían premiados a participar en la exhibición de la obra. En fin
no es sino una opinión, pero creo que merece tenerse en cuenta.
IV SALÓN DE
FOTOGRAFÍA “PEDRO MIGUEL ROMÁN”.
La
fotografía como práctica del arte contemporáneo, es ya en el mundo entero un
espacio plástico y conceptual para reflexionar sobre el lugar de la imagen en
la sociedad. La imagen fotográfica hoy, ocupa un lugar esencial en nuestras
vidas cotidianas, sobre todo cuando las
redes sociales y los medios digitales han logrado democratizar el uso de este
medio. Hoy todos, o casi todos tienen de una u otra manera acceso a la práctica
fotográfica: los teléfonos móviles y la conexión en red satelital, han generado
una fotograficidad ampliada: todo es absolutamente fotográfico, han insistido
los teóricos como François Soulages.
Ahora
bien, la fotografía como práctica artística es un asunto aparte. Pocos son los
que logran hacer de este medio, un lugar y un objeto singular que podemos
llamar sin temor, obra de arte. Y es precisamente esas obras que el IV Salón de
Fotografía “Pedro Miguel Roman” ha querido exaltar, mediante una convocatoria
pública, a la cual respondieron artistas, fotógrafos, amateurs y profesionales
de la imagen. De las propuestas recibidas para el concurso fueron treinta y
nueve (39), las cuales, abordan la fotografía y lo fotográfico de distintas
maneras.
Tras
revisar las bases del concurso, el jurado conformado por los artistas Florencia
Alvarado (Venezuela), José Orlando Salgado y quien escribe este texto,
realizamos una pre-selección de las obras que se ajustaban a los requerimientos
del mismo. De las obras seleccionadas, se otorgaron tres (3) premios y diez
(10) menciones. Esta obras que conforman la exposición que se inauguró en un
acto público el viernes 7 de junio del presente año. Los criterios de selección fundamentales en
los cuales los jurados se basaron fueron: calidades formales y técnicas, fundamentación
conceptual, anonimato de las obras, relevancia frente a las otras obras,
apuesta experimental y problematización de lo fotográfico.
De
esta manera Cúcuta sigue los pasos de espacios ya consolidados como los que se
desarrollan en Madrid y Bogotá por citar dos ejemplos, donde la exposición es
acompañada por actividades pedagógicas de talleres y conferencias dictadas por
los jurados de esta versión. Así se va consolidando poco a poco, un evento
artístico que cada vez más se articula con las prácticas artísticas del arte
contemporáneo.
Obras
que se destacan de esta muestra son: “Noches de Venezuela” de Carmen Lisbeth
Niño donde sutilmente se alude mediante nueve módulos que representan con velas
encendidas amarillas, azules y rojas a la bandera de la República Bolivariana
de Venezuela. El símbolo patrio es aquí simplificado y resignificado como una
luz que se apaga en una oscuridad profunda. Muchas lecturas se pueden hacer
sobre esta obra, pero sin duda alguna la más fuerte es la que tiene que ver con
la realidad política y social del vecino país.
Los artistas Alexandra Morelli y María Belén Hernández. Los jurados José Orlando Salgado y Florencia Alvarado. Jhon Edward Lawrence, asistente de montaje. Foto: Pepe Armetax.
La
fotografía de María Alexandra Morelli titulada “Entre líneas” es un retrato
urbano conformado por varios módulos. Aquí cada módulo revela las cuerdas del
alumbrado público que aún existe en buena parte de nuestras ciudades donde con
el tiempo se han posado una “pelusas” mezcla de hierba y polvo, creando unas
extrañas formas que parecen notas en un pentagrama. Estas fotos muy sencillas
logran hacer una taxonomía urbana muy a tono con nuestra época.
La
foto de Tamara Clavijo “Salto de amor” es una experimentación con cierta
intimidad donde el espacio cotidiano e íntimo se expone de manera lúdica. Una
lámpara y la luz que proyecta sirve de escenario a un personaje que salta al
vacío. El personaje lleva un ramo de flores. Un dispositivo sencillo que logra
realizar un imagen muy agradable y llena de poesía. “Trapitos al sol” obra de
Adriana Ortega Rolón, está llena de mucho humor y literalidad: las cuerdas del
alumbrado sirven para “colgar” una serie de prendas, que se secan al sol frente
a un cielo azul. Estas prendas que son dibujadas sobre la fotografía juegan con
la ruptura entre lo íntimo y lo privado (las prendas) y lo público (las cuerdas
del alumbrado). De esta manera vemos como una frase se convierte en el
detonante una idea plástica.
Oscar
Schoonewolff Romero, quien además es poeta, realizó una obra titulada “Frutero
de noche” en la cual vemos un juego compositivo de una máquina donde la
circularidad hace pensar en la redondez de algunas frutas. Esta que tiene
varias calidades plásticas logra mostrarnos una fotografía experimental donde
la psicodelia parece tomar forma. Flor Alba Peña en su obra “La lección de los
Hinmenopteros” logra realizar un fotografía digna de los estudios científicos de
los biólogos.
El
tercer premio fue otorgado a la obra “Don” de Hernando Cruz donde una figura
emerge del negro del fondo. El tratamiento técnico es impecable y el retratado
es uno de los protagonistas de El Padrino. Cruz en este momento está realizando
una obra de contenido social de denuncia donde se crítica la violencia política
que ha padecido esta región del país. El segundo premio fue otorgado a “Agujero negro” de María Belén
Hernández donde se retrata un paisaje tomado de la oxidación de ciertos
materiales y objetos. La factura técnica es impecable. Y Finalmente el primer
premio otorgado a la obra “Neo-Inquisición” del Colectivo Insumisión conformado por Jhonatan Gorrin y Hadrys
Morales. Esta obra merece una particular mención pues logra abrir un espacio de
reflexión con un tema de actualidad: el conservadurismo religioso frente a la
apertura sexual. Un joven desnudo abraza su cuerpo con un brazo y con el otro
sostiene un crucifijo que oculta su sexo. Esta obra no solo temáticamente sino
formalmente fue la mejor del salón tal como confirmaron los otros dos jurados:
Florencia Alvarado y José Orlando Salgado, expertos en fotografía.
Algo
pasa en las regiones y más aún en esta parte del país punto de cercanía con la
vecina República de Venezuela.
Ricardo
Arcos-Palma.
Bogotá
16 de julio del 2013.
*Una versión más resumida de este texto se publicará en el periódico ARTERIA.
*Una versión más resumida de este texto se publicará en el periódico ARTERIA.
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