HOMENAJE A GENEVIEVE CLANCY
Por Ricardo Arcos-Palma
Hace poco, la presencia en medio de nosotros de la poeta y filósofa Geneviève Clancy se ha convertido en un recuerdo. Su muerte nos deja un extraño sin sabor en estos tiempos, sobre todo porque personas como ella comprometidas con el pensamiento y por ende con la vida misma, hacen realmente falta. ¿Cómo olvidar su voz en aquellas aulas del antiguo Saint-Charles de la Universidad de París 1, que nos hab, de Rilke entre otros, con tanta pasión? Su figura al lado de la de Jean-Michel Palmier, Michel Journiac, también ausentes y de Jean-Pierre Faye, Philippe Tancelin, Stéphanette Vandeville es ahora imborrable.
Ella no solamente fue mi maestra, sino también amiga, quién me ayudó a desplegar las alas en el mundo de la poesía, cuando me invitó a participar en una lectura de poemas colectiva en la UNESCO en París en esa primavera del 2001, junto a Jean-Pierre Faye, Bernard Benech, Philippe Tancelin entre otros.
Su obra esencialmente poética, transcendió el mundo de los libros para generar un verdadero movimiento poético, donde el sueño y la utopia siguen teniendo un lugar. Directora de la colección de Poetas de los cinco continentes en la casa de ediciones de L´Harmattan, ella estableció un nuevo continente donde los poetas generan una nueva mirada crítica al mundo en que vivimos.
Su compromiso transcendió las aulas universitarias y el confort que ofrece una sociedad como la francesa, para ocuparse de aquellos que aún no han encontrado una solución como en el Cercano Oriente tan conflictivo o al interior de su propio país con los que ella llamaba del "cuarto mundo", inmersos en la miseria más grande. Palestina para ella se convirtió en un real compromiso.
Geneviéve Clancy me enseñó lo que significa pensar y me mostró que otro mundo es posible, pese a todo, si se sigue guardando un sueño. Eso es algo que nunca olvidaré, pues el sueño es el alimento de la vida misma y la que la hace viable.
Aún veo su figura al lado de Philippe, Stéphanette, Iro, y Bonita en la última noche poética que pasé con ellos este verano en París. Yo atravezasaba la Rue des Ecoles para irme a casa y preparar mi regreso a Colombia; y pensaba cuando podría volverles a ver y ella del otro lado de la calle me gritaba con su inmensa sonrisa marcada por los años: " Nos abandonas!!!" mientras reía "buena Bogotá...", terminó diciendo mientras su mirada verdaderamente maternal me decía hasta pronto. Esas fueron las últimas palabras que le escuché. Pero nunca imaginé no volverle a ver, pues ella ya le había ganado varias batallas a la muerte.
Recuerdo verla en compañia de su inseparable hermano gemelo Philippe Tancelin, en sus lecturas de poemas. Recuerdo verla vestida de negro con su enorme flor que llevaba siempre pegada a su blusa mientras sus pasos hacían eco en los corredores de la Sorbona. Recuerdo nuestras apasionadas discusiones sobre política en el café L'ecolier, de la Plaza de la Sorbona, después de sus seminarios. En nuestro último encuentro, me confesó su desconfianza por el panorama mundial. Su sueño libertario paracía extinguirse... pero. Recuerdo verla con su gato. Recuerdo sus palabras inundando el recinto de clases.
Su cercanía al pensamiento místico se podía sentir en su poesía. Cada palabra tenía un gran valor en ella.
Querida Geneviéve, donde quiera que te encuentres, nunca te olvidaremos, tus discípulos y amigos, tu sombra anarquista persiste en cubrir la luz de la falsedad, para dejar que la verdadera luz brille.
para despedirme citaré uno de tus poemas:
Dans l'inmesure de l'écart
là où brûlent frères et choses
La question inconnue de l'écroce où meurt la graine.
Et toi mystère que les orgues du sens prennent pou un
défaut de plomb sur l'été.
Tu disperses la lumière au point de brisure de l'immobile divisée
des mondes.
Sous l'invisage de l'arbre intérieur des blessures,
l'automme où le miroir prend fin de cette beauté qui n'a
qu'un ciel pour aller....
Sabana de Bogotá.
23 de noviembre del 2005.
Por Ricardo Arcos-Palma
Hace poco, la presencia en medio de nosotros de la poeta y filósofa Geneviève Clancy se ha convertido en un recuerdo. Su muerte nos deja un extraño sin sabor en estos tiempos, sobre todo porque personas como ella comprometidas con el pensamiento y por ende con la vida misma, hacen realmente falta. ¿Cómo olvidar su voz en aquellas aulas del antiguo Saint-Charles de la Universidad de París 1, que nos hab, de Rilke entre otros, con tanta pasión? Su figura al lado de la de Jean-Michel Palmier, Michel Journiac, también ausentes y de Jean-Pierre Faye, Philippe Tancelin, Stéphanette Vandeville es ahora imborrable.
Ella no solamente fue mi maestra, sino también amiga, quién me ayudó a desplegar las alas en el mundo de la poesía, cuando me invitó a participar en una lectura de poemas colectiva en la UNESCO en París en esa primavera del 2001, junto a Jean-Pierre Faye, Bernard Benech, Philippe Tancelin entre otros.
Su obra esencialmente poética, transcendió el mundo de los libros para generar un verdadero movimiento poético, donde el sueño y la utopia siguen teniendo un lugar. Directora de la colección de Poetas de los cinco continentes en la casa de ediciones de L´Harmattan, ella estableció un nuevo continente donde los poetas generan una nueva mirada crítica al mundo en que vivimos.
Su compromiso transcendió las aulas universitarias y el confort que ofrece una sociedad como la francesa, para ocuparse de aquellos que aún no han encontrado una solución como en el Cercano Oriente tan conflictivo o al interior de su propio país con los que ella llamaba del "cuarto mundo", inmersos en la miseria más grande. Palestina para ella se convirtió en un real compromiso.
Geneviéve Clancy me enseñó lo que significa pensar y me mostró que otro mundo es posible, pese a todo, si se sigue guardando un sueño. Eso es algo que nunca olvidaré, pues el sueño es el alimento de la vida misma y la que la hace viable.
Aún veo su figura al lado de Philippe, Stéphanette, Iro, y Bonita en la última noche poética que pasé con ellos este verano en París. Yo atravezasaba la Rue des Ecoles para irme a casa y preparar mi regreso a Colombia; y pensaba cuando podría volverles a ver y ella del otro lado de la calle me gritaba con su inmensa sonrisa marcada por los años: " Nos abandonas!!!" mientras reía "buena Bogotá...", terminó diciendo mientras su mirada verdaderamente maternal me decía hasta pronto. Esas fueron las últimas palabras que le escuché. Pero nunca imaginé no volverle a ver, pues ella ya le había ganado varias batallas a la muerte.
Recuerdo verla en compañia de su inseparable hermano gemelo Philippe Tancelin, en sus lecturas de poemas. Recuerdo verla vestida de negro con su enorme flor que llevaba siempre pegada a su blusa mientras sus pasos hacían eco en los corredores de la Sorbona. Recuerdo nuestras apasionadas discusiones sobre política en el café L'ecolier, de la Plaza de la Sorbona, después de sus seminarios. En nuestro último encuentro, me confesó su desconfianza por el panorama mundial. Su sueño libertario paracía extinguirse... pero. Recuerdo verla con su gato. Recuerdo sus palabras inundando el recinto de clases.
Su cercanía al pensamiento místico se podía sentir en su poesía. Cada palabra tenía un gran valor en ella.
Querida Geneviéve, donde quiera que te encuentres, nunca te olvidaremos, tus discípulos y amigos, tu sombra anarquista persiste en cubrir la luz de la falsedad, para dejar que la verdadera luz brille.
para despedirme citaré uno de tus poemas:
Dans l'inmesure de l'écart
là où brûlent frères et choses
La question inconnue de l'écroce où meurt la graine.
Et toi mystère que les orgues du sens prennent pou un
défaut de plomb sur l'été.
Tu disperses la lumière au point de brisure de l'immobile divisée
des mondes.
Sous l'invisage de l'arbre intérieur des blessures,
l'automme où le miroir prend fin de cette beauté qui n'a
qu'un ciel pour aller....
Sabana de Bogotá.
23 de noviembre del 2005.
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